Economía

El siempre difícil arte de vivir al día

Esto significa que cada peso que entra a nuestra cartera se va sin decir adiós y apenas tenemos lo justo para solventar los gastos en lo que cae la quincena.

Todos hemos tenido que ‘vivir al día’ de vez en cuando. En otras palabras, esto significa que cada peso que entra a nuestra cartera se va sin decir adiós y apenas tenemos lo justo para solventar los gastos en lo que cae la quincena.

 

El problema es cuando nos acostumbramos a vivir así y a gastar como si no hubiera mañana.

 

Lo trágico del asunto es que, no sólo hay un mañana, hay otro después de ese y luego otro más.

 

Con el tiempo, esos mañanas se convierten en meses y luego en años hasta que empiezas a preocuparte y a pensar que debiste haber hecho las cosas de diferente forma.

 

Ese despertar, te pone en una situación donde tienes que hacer algo y… pronto. Sin embargo, ‘Roma no se levantó en un día’ y hay que empezar por lo elemental:

 

1. Nunca lo consideres un estilo de vida: Vivir al día es lo más lejano que existe a un estilo de vida, es casi un deporte extremo. En primer lugar, genera enormes cantidades de estrés que no necesitamos y que seguro nos quitarán más de una noche de sueño. Y segundo, cualquier imprevisto que nos llegue puede dejarnos desprotegidos y rogando por un milagro.

 

2. Haz eso que nunca haces: Todo el dinero que generamos debe tener un destino, no se acaba por casualidad ni por un acto de magia. Nuestros estados de cuenta son una radiografía de ello. Abre esos viejos sobres. Si no te llegan, ve al cajero o entra a tu banca en línea para que veas cómo estás gastando.

 

3. Experimenta: Tener un mayor control en el uso del dinero implica cierto grado de experimentación. Poner aquí, quitarle allá, etc. Intenta visualizar cómo estás distribuyendo tu lana y cómo te gustaría que fuera. Empieza a hacer ajustes, sobre todo en dónde sientes que tienes más áreas de oportunidad. Por último, no olvides pensar qué vas a hacer con los extras que tendrás con estos recortes.

 

4. El tercero en discordia: Las relaciones con nuestros plásticos pueden a veces parecerse a una telenovela. ¡No te compliques! sólo sigue esta regla: Entre la de crédito y la de débito. Opta por la segunda. Es dinero que ya tienes y no uno que deberás con intereses.

 

5. Fuentes alternativas de ingresos: Una de las variables que debes poner en la mesa es comenzar a buscar formas de generar nuevos ingresos. Suena a trabajar más. En efecto. Pero, ¿qué querías? necesitas correr ese último tramo para empezar a generar ahorro y de paso un buen ‘colchoncito’ para las emergencias.

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