Todos estamos acostumbrados a los neones publicitarios que abundan en las calles de las ciudades del mundo. Lo que menos conocemos son las posibilidades artísticas que ofrecen. La Maison Rouge de París dedica una exposición a más de 100 obras de arte diseñadas con neones, desde los años 40 hasta hoy.
La exposición “Neón, who’s afraid of red, yellow and blue” (“Quién le teme al rojo, el amarillo y el azul”), es la primera muestra internacional dedicada exclusivamente a este tipo de obras de arte. Le propone al visitante un paseo cronológico, temático y cromático por un mundo fosforescente.
Este año, el neón cumple un siglo de existencia. El dispositivo fue inventado en 1912 por el francés Georges Claude. Diez años después, el físico vendió sus dos primeros letreros luminosos a la firma norteamericana Packa.
Para la directora de la Maison Rouge, Paula Aisemberg, “son obras fascinantes, por la luz que se desprende de ellas”.
Una de las particularidades del neón es el uso que se puede hacer de este material que el artista sólo puede doblar. Algunos esbozan líneas, otros figuras geométricas o dibujo.
Desde los años 60, unos artistas usan el neón para escribir palabras y pervertir su uso publicitario. Aquí, el artista escribió “nada”.
Los neones son hechos con diferentes gases que producen varios colores. El gas neón da una luz roja. El argón emite una luz azúl. El color amarrillo es producto de vapores de sodio.
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