El actor australiano demuestra que la adaptación cinematográfica de la obra de Víctor Hugo se caracteriza por una fidelidad absoluta al espíritu del libro y qué mejor forma de hacerlo que confesar las medidas extremas que tomó para interpretar al desvalido prisionero Jean Valjean. El intérprete se vio obligado a perder un considerable peso y a no ingerir nada de comida o bebida antes de grabar la primera escena de la cinta, una experiencia que recuerda como “un reto mayúsculo”.
“Me sometí a una intensa dieta con la que perdí muchos kilos rápidamente y me quedé sin beber agua en las 36 horas previas al rodaje de la escena de apertura. Ahora lo miro con cierta perspectiva y me doy cuenta de que fue un reto mayúsculo, pero en ese momento solo pensábamos en que debía lucir como un auténtico prisionero hambriento. Después de esa escena, cambié completamente la rutina: me puse a comer el doble y a hacer mucho ejercicio para recuperar la forma”, desveló a la agencia BANG Showbiz durante el estreno londinense del filme.
El artista comparte pantalla en la película con su gran amigo y compatriota Russell Crowe, con quien adora trabajar pese a que este encarna al archienemigo de su personaje, Javert. Ambos actores tienen, según Hugh, una gran química en el set de rodaje que también se ve reflejada en otros momentos de ocio, como en las numerosas fiestas a las que han ido juntos.
“Conozco a Russell desde hace muchos años, es genial trabajar con él porque nos compenetramos muy bien en el trabajo, además de confiar plenamente el uno en el otro por nuestra larga amistad. Hemos ido a demasiadas fiestas juntos y las que organiza él son las mejores porque siempre acabamos cantando a dúo. En serio, lo adoro y creo que es uno de los mejores actores del mundo”, añadió.
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