Esta tradición se remonta al siglo IV cuando durante la Cuaresma no solo estaba prohibido comer carne sino que también incluía comer huevos, esto significaba que los huevos que ponían las gallinas no podían ser consumidos hasta el domingo de Pascua, día que se levantaba la prohibición.
Cuando llegaba la Pascua (el final de semana santa y resurrección de Cristo), la gente corría a bendecir grandes cantidades de huevos y los distribuían como regalo a vecinos y amigos, incluso se daban como caridad a los más necesitados.
Posteriormente la iglesia hizo tradición el acto como símbolo de resurrección y fertilidad.
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