Wolverine se confiesa gracias a nuestro cuestionario. El actor australiano reconoce que se pone nervioso cada vez que su nombre se asocia a la palabra bailarín y dice que México no es tan peligroso como lo pintan. Además, nos revela que su hijo es un gran admirador del Día de Muertos
El actor australiano no envidia los poderes de su último personaje de la pantalla grande Wolverine inmortal, porque para él su fuerza radica en su familia, y su gran lucha a través de su carrera, es demostrar que sí puede llevarse una vida normal, a la par de ser una estrella de Hollywood.
A sus 44 años, Hugh Jackman se quita las poses y confesó a Publimetro sus miedos, tristezas e inconformidades; además, es un gran admirador de la calidez de los países latinoamericanos.
La última vez que envidiaste a Wolverine…
– (Risas) Creo que lo único que le envidio son las patillas anchas, la barba y sus garras. Es un personaje que he encarnado seis veces y actualmente filmo la séptima película de la serie, que se estrenará en 2014, pero en realidad me gusta ser Hugh Jackman, que tiene que llevar a sus dos hijos a la escuela, ocultar que soy un actor porque a mis hijos no le gusta que sea famoso y lavar la ropa cuando se necesita.
La última vez que te sentiste más unido a la familia…
– No crecí en un entorno familiar particularmente estable y por eso trato de crear eso… es una prioridad para mí y mi esposa, Deborra (Lee Furness), con la que llevo unido 17 años. Mi familia siempre está ahí; al final de cuentas cuando te encuentras en tu lecho de muerte, tu familia se queda contigo. No te van a llenar los DVD de las películas que has hecho. Así que eso es lo más importante.
La última vez que lloraste…
– Pero, ¿qué pasa, quieres que derrame lágrimas? Tuve momentos muy tristes hace unos años por no poder ser padre biológico. Fue doloroso; fue una etapa difícil de superar. Creo que cualquier padre puede saberlo, tratar de tener hijos es maravilloso, y cuando sientes que eso no va a suceder, hay una cierta ansiedad que lo acompaña, pero esa prueba ya fue superada con la llegada de mis dos hijos Oscar y Ava. Soy un hombre muy sensible, y la gente cree que soy duro, pero tengo el corazón más débil del mundo.
La última vez que te sorprendió un comentario…
– Fue hace poco, y fue de mi hijo Oscar, quien le dijo a un amigo que yo no era cool. Jamás admite que hice algún personaje genial, nunca le he oído decir: “Es genial” ni nada por el estilo. Creo que no le gusta que sea famoso, espero que sea una etapa de la adolescencia, ¿no crees?
La última vez que algo te puso nervioso…
– Siempre estoy muy nervioso por la palabra bailarín junto a mi nombre, porque cualquiera que realmente sepa de danza dirá: “Este tipo lo hace muy mal”. Creo que en otro mundo u otra vida, fui una bailarina. De hecho, cuando tenía unos 12 años, me animaron a tomar clases de baile, y me acuerdo que mi hermano comentó: “Ah, ¡puf!” y lo dejé. No tuve las agallas de Billy Elliot en ese momento.
La última vez que defendiste a Latinoamérica…
– No soy un superhéroe, sino un simple mortal, pero hay muchas cosas en el mundo que me molestan y quisiera hacer justicia, entre ellas ver cómo etiquetan a ciertos países y hacen una mala imagen de su gente. He visitado varias veces México y otros países de Latinoamérica; siempre me sorprende su optimismo ante las grandes carencias, problemas y crisis, he dicho que si el mundo tuviera la calidez y solidaridad de los latinos, la vida sería diferente.
La última vez que te atrajo México…
– México es una país lleno de vida. Deja contarte que mi hijo Oscar es un gran admirador del Día de Muertos, está obsesionado con participar en una de estas celebraciones, así que me han contado mucho de un lugar llamado Patz… (Pátzcuaro) ayúdame al nombre que es muy difícil (risas), ya ves que no soy el hombre perfecto que todos dicen (risas). Además, quiero decirle a todo el mundo que venga a México, que es un lugar seguro.
TAMBIÉN PUEDEN VER:
