Muchas veces, cuando estamos pasadas de peso, sentimos cierta aversión por nuestro cuerpo. Los espejos, las miradas de los demás y la ropa ajustada aparecen todo el tiempo para recordarnos esos kilitos que cargamos de más.
Practicar algún deporte, hacer ejercicio, nos permite reconciliarnos con nuestro cuerpo. El tejido muscular se vuelve más importante y la carne más firme. Paralelamente, se incremente la autoestima, mucho más si los resultados son alentadores, tanto sobre la báscula como a nivel del desempeño físico. Además, practicar deporte requiere de autodisciplina, que siempre es satisfactoria para el ego.
No debes olvidar que muchas actividades deportivas nos hacen frecuentar clubes, salas, estadios, etcétera, en los que nos encontramos con otras personas, deportistas o poco deportistas, como nosotras.
Si practicas algún deporte en equipo, ésto te permite retomar el contacto con los demás y contigo misma, lo que generalmente hace que la “gordita” se sienta insegura de sí misma.
La actividad física estimula la producción de endorfinas en nuestro cerebro, hormonas llamadas “de la felicidad”, con lo que nuestro estado de ánimo subirá y poco a poco comenzaremos a vernos con otros ojos, además de sentirnos con mucha más vitalidad. Esto puede inducirnos no sólo a bajar de peso, sino a seguir haciendo ejercicio hasta lograr nuestros objetivos de perder peso.
Es importante saber que cualquier actividad física que realicemos, es decir, algún deporte, ir al gimnasio, correr, yoga, pilates, cualquiera, no da resultados inmediatos. Muchas mujeres se desaniman porque, incluso luego de tres meses, no ven los resultados que desean, sin embargo, la constancia hará que éstos lleguen, acompañar la actividad física con un régimen alimenticio sano es garantía de ello.
Si te decides a practicar algún deporte o ejercitarte, ayudarás a tu mente y a tu cuerpo de muchas formas. La reconciliación con tu cuerpo requiere de trabajo físico y mental. ¡No te des por vencida! Recuerda que ser feliz está en ti.
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