Con cierto aire socarrón, la portada de Cómo ser mujer (Anagrama), de Caitlin Moran, invita a dar la vuelta y leer de qué trata tan sugerente título. La contraportada nos habla de que es la mar de divertido, sincero, provocador y, sobre todo, cercano a la vida de cada mujer.
Debo confesar que me armé un tipo de ritual: llevarlo conmigo a la cama. La primera noche nos presentamos, me enteré de su infancia en medio de varios hermanos y unos padres, digamos, un poco toscos. Poco a poco fue revelando la bomba de emociones y pensamientos que revoloteaban en su cabecita de incipiente adolescente. Apenas di el primer bostezo y al poco tiempo ya había caído en un profundo sueño. La cuestión fue que esa noche me encontré ante mí, pero en aquellos años mozos de secundaria, comencé a experimentar mi propio pasado, justo como Caitlin narra el suyo en las primeras páginas. Fue revelador y al siguiente día cierta intriga me hacia desear mi reencuentro nocturno con la pluma de esa mujer de mechón plateado y mirada traviesa.
Horas y días después contenía las risas al leer sobre el día cuando la menstruación se apareció, del suplicio de batallar con esas toallas sanitarias enormes y de baja calidad, cuando el vello púbico empezó a oscurecer su entrepierna, el encuentro con el gozo de las primeras masturbaciones o el de asumir el crecimiento de sus pechos, con todo y sobrenombres de cariño. Serie de reflexiones que comenzaba a replantearme en mis recuerdos cada uno de esos momentos. Al final descubrí muchos puntos en común y en otros me sorprendió gratamente la manera como aborda temas como el aborto de una forma más humana, hasta esa libertad que la mayoría de las veces nos conduce hacia la madurez.
Sin dar consejo alguno o tomar el bochornoso papel de texto de autoayuda, logra que nos veamos al espejo y, sin echar culpas, determinar que algunos tropiezos no tuvieron que ver con terceras personas, simplemente fue la falta de confianza para decir que cierta situación nos resultaba incómoda o, todo lo contrario, nos hacia sentir plenas.
