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Así eran las playas artificiales de Marcelo Ebrard

Los comentarios que escucho sobre las playas artificiales de la Ciudad de México siempre son los mismos: malos, despectivos y clasistas, exagerando la falta de higiene y el tipo de gente que asiste a estos lugares.

Después de escuchar este tipo de opiniones, me di cuenta de que la gente que tiene esa mala impresión de las playas artificiales nunca ha ido a una. Así que sin mucho que hacer en Semana Santa en la Ciudad de México, agarré una mochila y metí un traje de baño, una toalla, mi cámara y unas chanclas. Me puse a googlear un poco y encontré una, así que manejé hacia la Alameda Norte, en Azcapotzalco. Al llegar pagué $25 por el estacionamiento y pasé.

Caminé unos metros hasta llegar a una zona en la que había un par de patrullas y un autobús grande llamado Medibús. Aquí un médico especializado realiza estudios de laboratorio: ácido úrico, creatinina, glucosa, hipertensión, obesidad y hasta cáncer de próstata a los usuarios de estas playas. Los estudios son gratuitos. El único requisito es ir en ayunas, antes de las 11:30AM y los resultados son entregados el mismo día.

El niño me pidió que le tomara una foto, mientras el niño se acercaba la mano a la cara, entre la boca y la nariz y posaba. Después de un tiempo, decidí caminar hacia el estacionamiento y salir de ahí.
Los comentarios que escucho sobre las playas artificiales de la Ciudad de México siempre son los mismos: malos, despectivos y clasistas, exagerando la falta de higiene y el tipo de gente que asiste a estos lugares.

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