Al menos 53 víctimas mortales y más de una decena de heridos dejó como saldo el ataque terrorista por un grupo de desconocidos al casino Royale, situado en la avenida San Jerónimo, en Monterrey. Éste es el ataque más fuerte contra la población civil de Nuevo León, incluso superior al perpetrado el pasado 8 de julio en el bar Sabino Gordo, donde fallecieron 28 personas.
Alrededor de las 15:30 horas, la presencia de 6 hombres armados y la posible explosión de dos granadas, algo que fue descartado con posterioridad por las fuerzas del orden, crearon el caos en la casa de apuestas.
Fuentes cercanas a la investigación descartaron en un primer momento el lanzamiento de explosivos, como señalaron algunos clientes que se encontraban en el recinto de juego, que escucharon una ráfaga y una explosión antes de que iniciara el incendio. La versión oficial apunta a que varios delincuentes llegaron a bordo de un vehículo, descendieron y se introdujeron al casino, en donde rociaron con gasolina las instalaciones y posteriormente prendieron fuego. Según la AEI, no hubo de-tonaciones en el interior; sin embargo, señalaron que tras la investigación se aclararán las causas del incendio.
El ataque provocó la mo-vilización de elementos de bomberos, de la Agencia Estatal de Investigaciones y de Protección Civil de Monterrey, Santa Catarina y San Pedro.
Para acelerar la eva-cuación, las fuerzas de seguridad y protección civil decidieron derribar paredes del inmueble, debido a que, según diversos testigos de la tragedia y empleados de la casa de apuestas, las salidas de emergencias estaban bloqueadas.
A las 19:32 horas, el alcalde Fernando Larrazabal ofreció una conferencia de prensa en la que se centró en temas administrativos, sobre la clausura la casa de apuestas el pasado mes de mayo. Por su parte, el Gobernador del estado reafirmó su compromiso en la búsqueda de los responsables del ataque y posteriormente deslindar la responsabilidad admistrativa por las irregularidades en las salidas de emergencia.