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Cruzada Nacional contra el Hambre, verdadera justicia social: Catedrático de la Ibero

Mario Iván Juárez García, catedrático de la Universidad Iberoamericana y maestro en Ciencias Sociales, analiza el verdadero significado de las políticas sociales de la actualidad, tomando en cuenta las impulsadas hasta el momento por Enrique Peña Nieto, Presidente de México, y Rosario Robles Berlanga, Secretaria de Desarrollo Social. 

Juárez hace una reflexión acerca de cómo John Rawls revolucionó la filosofía política de finales del siglo XX al repensar el concepto de justicia. Su liberalismo igualitario arguye que una democracia justa debe cumplir con dos principios: defender la libertad individual y estructurar un sistema económico que beneficie al más pobre. 

Partiendo desde el pensamiento del filósofo estadounidense Rawls, hasta llegar a las políticas sociales que impulsa Peña Nieto y cómo Robles Berlanga ha hecho de la Cruzada contra el Hambre la piedra angular de la justicia social en el país.

El catedrático señala que el segundo principio parece haber pasado a segundo plano en la elaboración de políticas públicas durante los gobiernos mexicanos de inicios del siglo XXI, con el fin de incentivar un libre mercado que supuestamente garantizaría el crecimiento económico.

Cuenta que con el regreso del Partido Revolucionario Institucional a los Pinos, el Presidente Enrique Peña Nieto mostró su intención por regresar al liberalismo igualitario de Rawls a través de la llamada “Cruzada contra el Hambre”.

Ahora, como se ha hecho costumbre desde hace algunos sexenios, las primeras acciones de los presidentes marcan el ritmo de su mandato. 

En este sentido, Juárez García expone que mientras el ex Presidente Felipe Calderón situó al combate contra el narcotráfico en el epicentro de su gobierno desde los primeros días, Peña Nieto, al postular el combate a la desigualdad económica como uno de los ejes rectores de su gobierno durante su primer discurso, colocó al compromiso con la justicia en el corazón mismo de su mandato.

El actual Presidente seguía así los pasos del gobierno de izquierda más admirado del naciente siglo XXI: el del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien estructuró su política social sobre el programa “Hambre Cero”. 

Las críticas no se hicieron esperar. En México, el gran temor que inspiran las políticas redistributivas es que sean usadas como instrumentos clientelares y electorales que permitan al PRI perpetuarse de nueva cuenta en los Pinos.

El escepticismo no es gratuito ya que dicho partido se ha caracterizado en el pasado por usar recursos públicos para comprar la lealtad política de la gente de escasos recursos. No obstante, en un país con 27.4 millones de ciudadanos en pobreza alimentaria, de los cuales 11.5 se encuentran en condiciones de pobreza extrema, resultaría irresponsable no emprender dichas acciones en espera de blindar al sistema electoral contra toda práctica electoral ilegal.

Como bien lo demostró Rawls, es el deber de todo gobierno democrático emprender programas que mejoren la situación de los que menos tienen.  Antes que cualquier otra cosa, se trata de hacer justicia.

El catedrático de la Ibero destaca que, en este contexto, los críticos deben convertirse en vigilantes y evaluadores más que en obstáculos para llevar a cabo la “Cruzada Nacional Contra el Hambre”. 

Así como el gobierno tiene la obligación de implantar políticas redistributivas, la labor de la oposición, de los medios de comunicación y de la sociedad civil es de evaluar dicho programa y denunciar los casos en el que sea usado como botín político.

En conclusión, más que un pilar para el desarrollo, el programa “Sin Hambre” aparece como la piedra angular del compromiso con la justicia de parte del nuevo gobierno mexicano, pues, tras los análisis de Rawls, las políticas públicas que buscan únicamente el crecimiento económico resultan insuficientes si no son acompañadas por medidas que permitan gozar de sus frutos a los más desfavorecidos de los ciudadanos. Queda en las manos de la oposición el permitir que las viejas prácticas clientelares regresen o ayudar a constituir una sociedad verdaderamente justa.

Mario Iván es catedrático de la Universidad Iberoamericana, y Licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México, con un Master en Ciencias Sociales, el cuál obtuvo en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, de París. 

El catedrático ha colaborado con la UNESCO, dentro del Programa para la Gestión de las Transformaciones Sociales, así como con el Fondo de Cultura Económica. 

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