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El amargo testimonio de un ex prisionero de Corea del Norte

Shin Dong-hyuk, quien nació en el campo 14 para prisioneros en Corea del Norte y logró escapar a los 23 años, expuso hoy los horrores que vivió y la deshumanización a que son sometidos los prisioneros en los centros de detención norcoreanos.

Shin narró que aquellos que han perdido su libertad desde que nacen sufren una deshumanización a tal grado que confesó haberle parecido “natural” presenciar la ejecución de su madre y su hermano mayor.

“Yo mismo los denuncié”, reconoció Shin durante un evento paralelo a la sesión del Consejo de Derechos Humanos organizado por Human Rights Watch en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra.

En la actualidad Shin tiene 30 años, pero desde su nacimiento y hasta los 23 años estuvo preso en el Campo 14 de Corea del Norte, en donde fue torturado y obligado a trabajar sin descanso y a padecer hambre hasta que escapó y se convirtió en el único prisionero que ha logrado fugarse de ese campo.

Su curiosidad por “conocer otros alimentos” lo llevó a huir, ya que una persona le dijo que “si pasabas una reja había muchas cosas deliciosas que comer”.

Relató que la educación de los niños en los campos de prisión norcoreanos es muy simple, “solamente existen dos tipos de personas, los militares armados y los trabajadores”.

Los niños “son culpables desde el momento de nacer por las culpas de los padres” y están acostumbrados a que llegue un militar y por cualquier pretexto, como esconder comida en los bolsillos, sean golpeados hasta la muerte.

Ese fue el caso de una niña de siete años que guardó “unas migajas” en sus bolsillos y fue golpeada hasta que se desmayó.

Sus compañeros la llevaron a casa con su madre y al día siguiente se enteraron de que la niña había muerto.

“Vimos cómo la golpeaban, vimos todo eso y no pudimos hacer nada porque pensamos que era natural que le pegaran”, admitió el joven norcoreano.

Agregó que por ello ahora puede hablar de todo aquello con cierto desapego, “porque no nos enseñaron a tener sentimientos como ustedes”.

Contó que cuando un prisionero trabaja y coopera con los militares “te permiten seguir viviendo”, pero cuando se comete alguna falta, como querer escapar, o no denunciar a los que planean huir, “las personas son ejecutadas frente a los ojos de todos”.

“Cuando tenía 14 años mi madre y mi hermano murieron en una ejecución pública”, recordó.

“Cuando estaba en la plaza vi los ojos de los demás prisioneros y ninguno tenía alguna emoción o lágrimas en sus ojos porque se acostumbraron a que las ejecuciones eran algo natural(…) yo también”, lamentó Shin.

“No lloré porque no aprendí a ser miembro de una familia, sólo aprendimos a pelear por la comida”, comentó.

Agregó que “honestamente pensé que era natural que fueran ejecutados (…) yo mismo los denuncié porque planeaban escapar”, agregó Shin provocando el llanto en algunos de los asistentes al escuchar la crudeza de su testimonio.

Subrayó que “lo más grave es que siguen naciendo niños en los campos, muchos se quedan ahí toda su vida, otros son golpeados hasta la muerte”.

El padre y el abuelo de Shin fueron enviados al campo después que dos de sus tíos escaparon a Corea del Sur.

Shin debía pasar toda su vida preso debido al sistema norcoreano de “culpabilidad por asociación”, que castiga a tres generaciones de una misma familia cuando un miembro de esa familia cometió una falta.

En la sesión del Consejo de la ONU se debate sobre el texto de una resolución que urge establecer una Comisión de Investigación internacional e independiente que indague y documente posibles crímenes contra la humanidad cometidos en Corea del Norte.

En especial en esos campos en donde los prisioneros nunca son juzgados, sólo son secuestrados y privados de su libertad por tiempo indefinido.

La Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y la mayoría de países apoyarán la resolución que llama a una investigación exhaustiva sobre patrones de severas violaciones a los derechos humanos en Corea del Norte, entre ellos la violación al derecho a la vida y a la alimentación.

“Quién va a ser llevado a la justicia por esta tragedia, la comunidad internacional hasta ahora no ha hecho nada”, reclamó Shin.

“Yo creo que todos incluidos los de esta sala tienen cierta culpabilidad, hasta yo mismo (…) es necesario hacer algo y llevar un cambio por los que mueren ahora mismo”, demandó.NTX

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