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En México y en diferentes partes del mundo el temor del fin del orbe se convirtió más en una especie de ceremonia de renovación del espíritu.
Por ejemplo: en las ruinas mayas de Chichén Itzá y Uxmal en México se vivió el día de la culminación
de una era en un ambiente de fiesta, rezos, canto y tambores.
El sitio arqueológico de Chichén Itzá se vio lleno a reventar de turistas que llegaron a recargar energías con motivo del cambio de era.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia estimó que se dieron cita cerca de cinco mil visitantes diarios por la temporada de vacaciones en este centro arqueológico.
Mientras tanto, en Uxmal, se pudo observar un show de luz y sonido que dio el adiós al último día del baktún 13 de los mayas.
En la capital de Yucatán, Mérida, la gente siguió con su vida de manera normal, abriendo sus negocios, asistiendo a sus trabajos o haciendo ejercicio.
Los herederos de la cultura maya continuaron con su jornada de manera cotidiana, con la única novedad de que el poderoso sol que suele pegar con todo, este viernes estuvo escondido por algunas nubes, lejos de un escenario cataclísmico.
Centros ceremoniales se llenaron para recibir la nueva era
En el resto del mundo cientos de personas se dieron cita en lugares representativos para recibir el fin del mundo y luego iniciar la nueva era.
Tal fue el caso de la zona arqueológica de Stonehenge, donde cientos de personas se congregaron para el fin del mundo que coincidió con la llegada del invierno.
Mientras tanto, en Francia también se reunieron en los Pirineos, donde, se suponía era el único lugar que se salvaría del cataclismo.
Por otro lado, en Rusia, un museo ofreció la salvación en un búnker del dictador soviético José Stalin a cambio de mil 500 dólares, pero si nada sucedía reembolsaban 50% de la cuota.
En Cristerino, Italia, menos catastrofistas, los habitantes hicieron una fiesta con globos aerostáticos y música en la plaza principal.
Aunque no todos lo tomaron con esa calma. Por ejemplo: en Sichuan, China, se disparó la venta de velas, mientras que en Rusia ocurrió algo parecido con los cerillos y la comida enlatada. Publimetro