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FOTOS: Los capos que se mostraron tristes durante su captura

Fueron grandes capos, tenían grandes cercos de seguridad y fieles seguidores que se unían al narcotráfico con la esperanza de ganar mucho dinero. 

Ellos fueron temidos y ganaron apodos que son recordados por los ciudadanos gracias a los medios de comunicación y por sus “talentos”. Estos narcotraficantes tuvieron de todo: mujeres, lujos, casas y todo lo que el dinero les pudo comprar. 

Sin embargo, no todo fue alegría y sonrisa para ellos. Tras ser capturados mostraron su lado más humano, su tristeza. En algunas ocasiones lloraron ante los medios que cubrían su presentación. 

Aquí los capos que se mostraron tristes durante su captura.

Teodoro García Simental, “El Teo o Tres Letras”: Era el lugarteniente del conocido Cártel de Sinaloa, antes de abandonar el Cartel de Tijuana. Fue detenido el 12 de enero del 2010 y acusado de delincuencia organizada, delitos contra la salud en diversas modalidades y de homicidio, entre otras.

Santiago Meza López, “El Pozolero”: Se ganó el apodo gracias a que durante nueve años disolvió en sosa caúsica los cuerpos de 300 personas, durante la guerra que se desató en Tijuana por el control de trasiego de droga. El perteneciente al cártel de los Arellano Félix fue detenido el 23 de enero del 2009.

Omar Treviño Morales, “El Z-42”: El 4 de marzo de este año fue detenido el líder y uno de los fundadores del cártel de “Los Zetas”, uno de los grupos más violentos del narcotráfico en el país. “El Z-42” quedó al frente de la organización después de la detención de su hermano, Miguel Ángel Treviño Morales “El Z-40”.

Servado Gómez Martínez, “La Tuta”: El pasado 27 de febrero del año en curso, fue detenido el líder de “los Caballeros Templarios” dentro de una casa en Morelia, Michoacán, gracias a un operativo de fuerzas federales.

Osiel Cárdenas Guillén: Fue aprehendido el 14 de marzo del 2003 por elementos de la PGR y del Ejército Mexicano en Matamoros, Tamaulipas. Era el líder y jefe del cártel del Golfo. Durante el operativo Cárdenas Guillén intentó huir brincando una barda, pero no tuvo éxito.

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