Deambulan con un saco a cuestas lleno de envases vacíos y sin cesar de revisar cestos de basura y otros vertederos en busca de las codiciadas latas de aluminio. Son los llamados “recogelatas” caraqueños, un espécimen en vías de extinción.
“Son pocos los que se dedican ahora a esta actividad, porque la crisis del país también los ha afectado”, explica a Notimex el sociólogo Rafael Escalona, costumbrista y profesor asociado del Colegio Universitario de Caracas (CUC).
Escalona destaca que los “recogelatas” aparecieron en Venezuela a principios de los años 80, y no solo eran personas indigentes quienes se dedicaban a recoger latas de cerveza, sino también estudiantes universitarios y personas desempleadas.
“En esa época las empresas receptoras pagaban 70 bolívares por el kilo de latas de aluminio y fácilmente cualquiera podía obtener 700 bolívares, si llevaba 10 kilos de material, era la época en que Venezuela tenía una moneda fuerte (4.30 bolívares por dólar)”, dijo.
El analista refirió que hubo un momento en que los “recogelatas” se expandieron por todo el país, pero poco a poco el oficio fue quedando solo en manos de mendigos y borrachitos, por lo que ser un recogelata o “latero” era considerado algo muy degradante.
“A ello contribuyó el que muchos delincuentes se disfrazaban de “recogelatas”, para atracar a sus víctimas, por lo que la policía, partiendo de estas denuncias comenzó a arremeter contra todos los indigentes que estuvieran dedicados a esa actividad”, explicó.
Recordó que el desaparecido humorista Joselo (Perolito) y Nora Suárez (Escar-lata), conformaron una pareja en televisión, que recreaba las peripecias y sinsabores que pasaban estos personajes en su diario peregrinar en búsqueda de latas vacías de cerveza.
Escalona resaltó que los recogelatas fueron un producto de la sociedad de consumo venezolana, la misma que ahora dejó de tomar cerveza por sus altos precios, lava su ropa en casa y prefiere reparar sus zapatos porque el sueldo es poco para adquirir nuevos.
Por otra parte, las fábricas de envases de aluminio dejaron de producir las latas y botes por carecer de la materia prima que les suministraban las empresas estatales Siderúrgica del Orinoco (Sidor) y Venezolana de Aluminio (Venalum), hoy paralizadas”.
Sin embargo, en Caracas, uno que otro recogelata aun continua el hábito de revisar los cajones de basura de los restaurantes y hoteles para ver si con suerte encuentra algún recipiente que lo motive a continuar hurgando en los basureros, pero nada.
Algunos de estos se niegan a aceptar la realidad del país y recorren las calles con sus sacos y estómagos vacíos, pero con la esperanza de que se produzca un milagro y las latas desechables vuelvan a aparecer un día de estos, por todos los rincones de la ciudad.
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