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Niños mexicanos ya no juegan en las calles por la inseguridad

Encapsulados. Las calles dejaron de ser el campo de juego para la mitad de los pequeños del país, quienes en sus casas, son presas del sedentarismo, la soledad y el miedo

En México, al menos 16 millones de niños han dejado de jugar en las calles por motivos de inseguridad, sin embargo, la cifra podría dispararse si se toman en cuenta factores como la falta de espacios de recreación y de políticas que garanticen su derecho al juego, y de las cuales no existen números, aseguraron expertos.    

De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadistica y Geografía (Inegi) y del Instituto Ciudadano de Estudios Sobre Seguridad A.C. (ICESI), durante 2012, sólo por motivos de inseguridad 62.5% de los padres de familia impidieron a sus hijos salir a la calle a jugar, y si se considera que en el país hay 25.2 millones de hogares con al menos un niño, 15.7 millones de pequeños ya no salen a las calles, es decir, 50% del total de menores de 15 años.

Uno de los padres que no dejan salir a sus hijos es David, quien durante su infancia (en la década de los noventa), llegó a salir a la calle todos los días de la semana, tuvo más de 15 amigos en su cuadra y jugó escondidas, correteadas, cebollitas y futbol. Sin embargo, hoy que es papá de Diego, de ocho años, esas salidas no están permitidas. 

“Ya no es seguro, pasan muchos carros y gente desconocida, nosotros vivimos otros tiempos, por eso opto por llevarlo al cine o jugar videojuegos en la casa”, afirmó.

Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), afirmó que la cifra de niños que ya no salen a las calles podría aumentar si se condiera que no sólo los menores de 15, sino también los adolescentes de menos de 17 también son afectados.    

Tuilne Gülgönen, quien en 2010 colaboró con el informe de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en la Consulta sobre el derecho de los niños al juego, aseguró que es complicado obtener la cifra real de los menores que ya no salen a las calles, pues no sólo la inseguridad los tiene en sus casas, sino también la falta de espacios de esparcimiento, el trabajo infantil, la presión excesiva por logros escolares, las discapacidades físicas y la falta de tiempo de sus padres. 

“Hay poca sensibilidad de los adultos hacia la importancia del juego, lo aprecian como algo trivial. Además, la calle ya no es considerada como un lugar donde los niños puedan jugar”, lamentó la investigadora.  

Por su parte Mónica González Contro, especialista del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, aseguró que la falta del juego libre  ha provocado que los niños sean más individualistas, sedentarios, ansiosos e inseguros, además de que formarán parte de una sociedad con una democracia de poca calidad. 

“Con el juego deciden con quiénes jugar, a qué jugar y cuáles son las reglas. Los espacios públicos no son adecuados, no son seguros y no son suficientes”, dijo.

Cita

“Los niños son encerrados bajo la lógica de mayor protección, pero en realidad los vulneran más”.

Juan Martín Pérez,  director de la Red por los Derechos de la Infancia en México.

En peligro

32.5  millones de menores de 15 años hay en México. 

1,000  niños mueren atropellados anualmente en México, de acuerdo a la asociación civil Safe Kids México. En el DF, se estima que cinco menores son arrollados diariamente.

85%  de los alumnos de primaria en el DF no hace actividad física y pasa por lo menos seis horas diarias viendo televisión o jugando con equipos electrónicos, reveló una encuesta llevada a cabo por el Gobierno. 

Consecuencias

De acuerdo a la Redim, el que los niños no ejerzan su derecho al juego conlleva diversas afectaciones: 

• Individualistas. Se reduce el número de vínculos sociales. 

• Obesidad. Conlleva a que niños y niñas tengan una vida más sedentaria. 

• Inseguros. Percepción de inseguridad cruza de manera importante con la certidumbre hacia el futuro.

• Identidad. El hombre es el conjunto de sus relaciones sociales. Si reducimos el número de vínculos sociales positivos también reducimos el margen de formación de identidad.

Mal ejemplo

Ciudades Amigas  de la Infancia 

Aunque México ratificó la Convención sobre los Derechos de los Niños, sólo un artículo de la Constitución Política (4o) y dos de la Ley Federal para la Protección de los Derechos de los Niños (33 y 34), mencionan de manera implícita el derecho de los pequeños al esparcimiento y al juego. 

Paralelo a esto, ninguna de las ciudades mexicanas cuenta aún con el distintivo de Ciudad Amistosa con la Infancia (CAI), estatus que otorga el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y que garantizaría el respeto total a los derechos de los menores de edad.

En 2012, sólo el ayuntamiento de Puebla se comprometió a garantizar el cumplimiento del Artículo 31 de la Convención, que promueve la importancia del juego en la vida de los pequeños, aunque no ha sido reconocida. 

Actualmente, España es uno de los países íconos de dicho programa con ocho ciudades con el distintivo CAI: Barcelona, Umbrete, Granada, Palencia, Avilés y Madrid.  

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