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Revelan sofisticada operación de la CFE para acarrear votos en 2012

La estrategia fue denunciada ante la Fiscalía Especializada para Delitos Electorales y en ella habrían participacipado los secretarios de relaciones obreras y de organización de las secciones sindicales que fungían como “enlaces”

El operativo fue quirúrgico, y a juzgar por los documentos que VICE News tiene en su poder, ideado por una mente experta. La fecha para llevar a cabo el plan iba de febrero a julio de 2012, cuando Enrique Peña Nieto recorría México, en medio de una intensa campaña electoral que finalmente lo llevaría a la presidencia el 1 de diciembre de ese mismo año. El objetivo de la operación, orquestada desde dentro de uno de los sindicatos más poderosos del país, el de los electricistas, fue muy claro: conseguir 700.000 sufragios a favor de Peña Nieto.

La estrategia fue denunciada ante la Fiscalía Especializada para Delitos Electorales (Fepade) según consta en el documento en poder de este medio, y el caso fue desechado una vez que Peña Nieto llegó al poder. El especialista René Torres Ruiz, profesor-investigador de tiempo completo en el Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana — quien accedió a revisar el reportaje — opina que la operación, según los testimonios que ofrecen los trabajadores, caería en el ámbito del delito.

De haberse cumplido la meta del plan al 100 por ciento — medio año de arduo trabajo, no es poco — esta cantidad de votos significaría el 20 por ciento de la diferencia con la que Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ganó a Andrés Manuel López Obrador del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) las elecciones presidenciales.

El plan fue bautizado como ‘SUTERM-Genera 10’ y para corroborar la información sobre la puesta en marcha, este medio obtuvo copia del proyecto, y realizó entrevistas a cinco trabajadores y ex trabajadores sindicalizados de distintos estados. Además, se comprobó, por ejemplo, el registro de un dominio web utilizado para procesar toda la información electoral, llamado www.genera10.com, actualmente en desuso, pero adquirido por tres años, del 26 de febrero de 2012 al 26 de febrero de 2015.

El plan electoral del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (Suterm) — conformado en su mayoría por trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), empresa estatal de energía eléctrica en México — utilizó a los empleados sindicalizados, pues cada uno de los más de 70.000 afiliados tendría que haber convencido a 10 personas para votar por el entonces «candidato» del PRI, según se infiere a partir de la gráfica que mostramos a continuación, en la cual aparecen las iniciales «EPN» y al lado el logotipo de su campaña donde se escribe «Enrique Peña Nieto». Los sindicalizados, según testimonios, tenían que hacer campaña así fuera en sus horarios laborales, e incluso hablan de coacción.

La estructura del ‘SUTERM-Genera 10′ se plasmó en un documento; y la acción proselitista requirió a trabajadores’ con capacidad para «transmitir ideas y motivar», a fin de generar los votos necesarios para el actual presidente.

En la cabeza de este diagrama — en el que se hace una analogía con la generación de electricidad, para ir a juego con el gremio — estaba el Secretario General, como gestor de la gran energía. Luego bajaba la ‘electricidad’ a través de dos enlaces: la Secretaría de Organización y la de Relaciones Obreras. Posteriormente se dibujaron los conductores, los circuitos, y al final los electrones, que eran los «familiares, amigos, grupos deportivos» y todas las personas con las que los sindicalizados hacían vida social. Al final, el resultado debió ser una descarga de 10 votos a Enrique Peña Nieto por cada obrero del Suterm.

El ‘SUTERM-Genera 10’ se elaboró e instrumentó desde el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del sindicato, según el documento. El plan dividió al país en cinco zonas, y sus enlaces políticos fueron personas allegadas al líder del gremio, Víctor Fuentes del Villar, según fuentes del propio sindicato.

En los estados, el plan lo encabezaron los líderes locales del sindicato a quienes se les llamó «generadores», y tenían la misión de coordinar el programa, definir la estructura operativa en distintas municipalidades, convocar a reuniones de trabajo y evaluación de resultados y organizar las acciones para el día de la elección, según lo explica el documento.

En este programa también participaron los secretarios de relaciones obreras y de organización de las secciones sindicales que fungían como «enlaces», y debían capturar información de una encuesta electoral, integrar un padrón de cada sección e identificar a los «transformadores».

Estos últimos eran los integrantes de los comités ejecutivos seccionales, delegados departamentales y líderes naturales; lo definían como un «trabajador con cualidades de liderazgo, iniciativa, capacidad para motivar y transmitir ideas, alto nivel de disponibilidad, lealtad y compromiso con el SUTERM».

La red que instrumentaría el plan también abarcaba a los trabajadores de las secciones sindicales de las regiones identificados como «conductores»; éstos se encargarían de integrar la «red afectiva del programa». Es decir, buscarían sumar 10 personas con las que hacen «vida social», ya sea «integrantes de su familia, agrupaciones religiosas, juntas vecinales, grupos deportivos, etc”.

En Veracruz, estado ubicado en el Golfo de México, la implementación del plan para votar por el PRI fue intensa. El día de la elección un funcionario sindical se encargaba de ir a recoger a los trabajadores y a sus familias para llevarlos a las casillas, y les pedían, a quienes traían celular, que tomaran foto de su voto: «ellos llegaban a los distintos domicilios, por ejemplo a la casa de una familia donde ya había 10 personas, y le decían al trabajador: vamos a la casilla y ahí está el directivo presente, sácale una fotografía [al voto] con tu celular; y ya le enseñaban la foto de que efectivamente votaron por el partido», afirmó un sindicalizado que omitió revelar su nombre por miedo a represalias al interior del gremio, y que sabía del plan GENERA-10.

Esta fuente relató que el trabajador que se negaba a votar por el PRI, era amenazado con perder prestaciones a las que tenía derecho, como algunos bonos.

Previo a la elección, se hicieron juntas presididas por el dirigente de esa región donde les exigía a los trabajadores que votaran por el PRI, y que le dieran copia de su credencial de elector para tener un registro en el partido, narró el testigo. «A los mítines llevaban a todos los trabajadores; los carros [de la CFE] llenos de gente, con familia y todos gritaban: ‘viva el PRI’; a él (al dirigente) le dicen: necesito que organices, y él ya acomoda a todos los trabajadores. Ya saben que todos los votos del sindicato los tienen a favor del PRI», narra otro trabajador.

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