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VIDEO: “Quiero que se haga justicia”, dice esposa de líder de secta

Ariel, como prefiere identificarse, vivió en persona las prácticas, abusos y violaciones de uno de los líderes de la secta Defensores de Cristo

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Después de permanecer junto al hombre con quien se había casado, Ariel relata a Publimetro la pesadilla que vivió durante 10 meses junto al venezolano Losanger Arenas Segovia.
Tiene dos años fuera de  México por las amenazas constantes y la presión psicológica a las que fue sometida. En esta ocasión se dispuso a hablar sobre el pasado y sostiene que está dispuesta a dar la cara en el momento en que sea necesario para denunciar.

¿Cómo inicia el calvario, te sedujeron?
—A mí no me sedujeron, a mí me obligaron a estar allí, me coercionaron, me hicieron firmar cosas, amenazaron con matar a mi madre y mis sobrinos. Después me metieron  terror psicológico, me hicieron creer que había perdido mi alma. Yo todas la noches, me dormía llorando de miedo porque supuestamente me iba a morir e iba a venir el diablo a llevarme por haber ofendido a Ignacio González, porque el es Cristo, así lo decían.
¿Cuál era tu situación emocional?
—Me tenía muy vulnerable el hecho de no poder embarazarme. Ignacio en su momento llegó a insistir mucho en el tema de que yo había sido muy bendecida porque, si yo seguía la misión de los Defensores, pues él  mismo me iba a hacer el milagro de que me embarazara. Fueron muchos factores, es ilusión, es miedo, es jugar con lo que más quieres, es irte de a pocos minando la voluntad.
¿Cuál era el trato hacia ti?
—Yo trabajaba 14 horas al día, dormía poco, tenía una sola comida, sin descanso. Privada de la libertad, privada de poder hablar con mi familia, con terror, siendo abusada sexualmente por mi propio marido y además con terribles castigos por no obedecer.
¿Salías en busca de mujeres?
—No, y precisamente como yo no quería hacer eso me castigaban. Me mandaban a dormir fuera, al jardín de mi propia casa, ¡de mi propia casa!. Como no me había portado bien y no estaba haciendo las cosas agradables ante los ojos de Dios como complacer las necesidades sexuales de Losanger e Ignacio.
¿Cuántos adeptos consideras que tuvieron?
—Tenían presencia en 87 países por Internet. Fácilmente rebasaban los 10 mil adeptos, lo que pasa es que algunos estaban activos en su página y otros no, pero le daban el dinero a quien tuviera acceso para que se lo depositara a Ignacio como diezmo. Se habla de 4 mil personas porque ésas son las que están registradas en la página de Defensores de Cristo.
¿Qué pasa por tu mente cuando los detienen?
—Cuando supe que los capturaron te puedo decir que lo primero que sentí fue paz. Es que ahora si podía dar la cara, que  ahora sí podía buscar apoyo, denunciar. El yo saberlos en la cárcel fue lo que a mí me dio el valor para acercarme a la Red de Apoyo.
¿Qué pasa ahora, cómo te sientes?
—Te soy franca, me da mucha cólera porque muchos medios han sido muy irresponsables y piensan que la gente esta allí porque quiere, dicen que la gente no se sale por tonta y no es así, la gente está allí porque tiene pánico, tiene miedo, porque la someten, porque la maltratan, es terrible.
¿Que les pides a las autoridades mexicanas?
— Carajo, me siento con las ganas de que se haga justicia. Yo incluso estoy dispuesta a dar la cara en algún momento para ayudar. Pido que les pongan todo el peso de la ley. Que los metan en la cárcel en sus países. En México o en donde sea, no puede quedarse impunes, son unos criminales.

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