Diadema es un municipio de Sao Paulo que llegó a ser el más peligroso a Brasil. Llamado el “patito feo” del país por mucho tiempo, su tasa de homicidios era de 110 cada 100 mil habitantes en 1999. En ese lugar creció David Luiz, la gran esperanza de la selección brasileña y que se ha convertido en un cisne entre sus compañeros en esta Copa del Mundo.
El zaguero ha justificado con creces los 50 millones de euros que el PSG francés pagó por él al Chelsea antes del Mundial. Y a pesar de prácticamente no haber jugado en el Esporte Clube Vitória de Salvador Brasil y haber partido como la mayoría de las figuras locales muy joven a Europa comprado por el Benfica de Portugal cuando tenía 19 años, es uno de los jugadores más queridos del “Scratch”.
Sólo superado por la fama de Neymar, su simpatía y cortesía con los torcedores y la prensa, y sus muestras de respeto a sus rivales luego del triunfo, lo han hecho ganarse el corazón de los brasileños, que no sienten lo mismo por otros futbolistas que juegan desde hace mucho fuera de Brasil. Gritan por él fuera de los hoteles de las ciudades donde llega la verdeamarela y lo han adoptado como el ejemplo de jugador que quieren ver en la cancha.
Fue elegido el mejor del partido en la clasificación a semifinales ante Colombia, donde anotó su segundo gol en la copa (el primero fue ante Chile), también está en el top ten del ranking estadístico del website de la FIFA. Ahora, sin Neymar y con el capitán Thiago Silva suspendido, David Luiz tiene la misión de ser el líder que el equipo necesita para lograr el ansiado hexacampenato.
Ante Alemania, tendrá demostrar que puede llegar a ser uno de los grandes jugadores de las copas del mundo ante un rival que tuvo a un defensa como él, Franz Beckenbauer, como estandarte para la corona en 1974. Esa vez, el capitán alemán dijo luego de vencer a Holanda en la final que Johan “Cruyff era mejor jugador que yo, pero yo gané el Mundial”. David Luiz, al igual que el “Kaiser”, buscará la gloria en una copa llena de figuras, pero donde su voluntad y entrega han demostrado ser desequilibrantes ante las grandes figuras de otras selecciones.
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