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El show aparte de Cristiano Ronaldo en la banca de Portugal

Gritó, dio instrucciones y sufrió. Pese a no estar en cancha, el astro de Portugal tuvo un intenso partido al borde de la cancha.

Siempre guió a sus equipos con goles y arengas dentro de la cancha, pero la final de la Eurocopa de Francia sacó a la luz al otro líder que vive dentro de Cristiano Ronaldo. 

Obligado a vivir desde fuera gran parte de la final en París por una lesión, el futbolista portugués ejerció de capitán, de jefe y por momentos casi de entrenador en la prórroga que coronó a Portugal en el Stade de France.

«Todo el mundo quedó en shock cuando se lesionó, pero en el descanso tuvo unas palabras fantásticas para todo el equipo», reveló el lateral Cédric en la madrugada del lunes en París. «Eso nos dio mucha confianza, nos dijo que estaba seguro de que ganaríamos si el equipo estaba junto y luchaba por ello».

Cristiano Ronaldo, de 31 años, vivió la prórroga con los ojos aún llorosos tras haber derramado lágrimas de rabia y amargura por su lesión, que le apartó del partido en el minuto 25. Fue evacuado en camilla y se marchó abatido al vestuario. Ahí permaneció hasta el minuto 90, cuando regresó al banquillo.

 

Con un aparatoso vendaje en la rodilla izquierda y en zapatillas de correr, el jugador del Real Madrid habló uno por uno con sus once compañeros que tenían el destino de Portugal en sus botas. Eran palabras de aliento, de ánimo. Un consejo por aquí, una caricia por allá.

«Cristiano me dijo: ‘tú vas a anotar el gol del triunfo'», señaló Eder, el héroe que nadie esperaba, tras anotar el tanto que decidió el torneo en el minuto 109. «Fue una sensación que tuve», confesó después Cristiano Ronaldo. «Llevo mucho tiempo en el fútbol y me muevo por sensaciones. No soy brujo ni nada así, simplemente sentí que él iba a resolver en la prórroga».

El tres veces ganador del Balón de Oro estaba tan nervioso antes del gol que no podía sentarse. Se movía, cojeando, de un lado a otro en la banda. Hablaba con su entrenador, Fernando Santos, y discutía con él sobre qué hacer y, sobre todo, qué no hacer.

El luso es acusado de egoísta por sus críticos, que no son pocos, pero no se conoce aún a ningún compañero -de Portugal, del Manchester United o del Real Madrid- que haya hablado mal en público de él. Todo son elogios.

 

«Fue fantástico, su actitud fue increíble. En el descanso, en la prórroga, nos ayudó a todos. Nos motivó con sus palabras y todo el equipo reaccionó con ello«, dijo Cédric. «Nos prometimos que íbamos a ganar por él y lo hemos hecho», agregó Pepe.

Santos tampoco pudo ser menos: «Cristiano Ronaldo fue un ejemplo increíble, intentando seguir en el campo a pesar de su lesión. Se comportó muy bien en el vestuario y en el campo, eso es lo que se llama trabajo de equipo».

Cristiano Ronaldo ya dejó muestras de ese otro liderazgo, el que no llega con los goles, en los cuartos de final ante Polonia. El partido se iba a decidir en los penales y hacía falta valentía. Joao Moutinho no quería saber nada de la tanda, por su cabeza pasaba aquel lanzamiento que falló ante España en las semifinales de 2012.

«Eh, eh, ven aquí, tú los tiras bien», dijo Cristiano Ronaldo dirigiéndose a su compañero. «Si perdemos después, pues nada. Sé fuerte, vamos, sé fuerte». Moutinho tiró el tercer penal y marcó.

La última imagen de Portugal en el Stade de France también reflejó que la estrella lusa lleva la voz cantante hasta en las celebraciones. Fue él quien lideró el «tren» humano con el que los futbolistas portugueses abandonaron el estadio de Saint-Denis cerca de las tres de la madrugada. Estaba eufórico el crack: «No importa si jugamos bien o mal, lo único importante es que nos llevamos la copa para Portugal».   

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