El barrio donde vivió García Márquez en el DF

“Para Diana, a cien pasos de donde escribí este libro. Su amigo,   Gabo ”.

Gabriel García Márquez no escatima en palabras para dedicar a sus vecinos ejemplares de Cien años de soledad.

“Acostumbra tachar las palabras de soledad en el libro y te escribe algo más bonito; siempre algo diferente”, cuenta la señora Malena, mamá de Diana, vecina desde hace 20 años del Nobel de literatura.

“Es muy amable, cálido y accesible. Nos lo encontramos mucho en Perisur; siempre le llevan ahí por un helado o un café”, cuenta.  

Aquí no es Aracataca ni es Macondo, es el Pedregal de San Ángel en la Ciudad de México, una zona de rocas volcánicas que hoy es un barrio de enormes residencias, con pasto podado, olor a tierra mojada y adonde el escritor llegó cuando la colonia apenas tenía 20 años de fundada.   

El silencio y la tranquilidad de esta colonia sólo son interrumpidos por el pasar de autos de lujo. Pero también por los aficionados de los Pumas, que hacen llegar sus arengas hasta las calles adyacentes al Estadio Universitario. 

La calle en la que vive el autor de El amor en tiempos del cólera, lleva el nombre de uno de los cuatro elementos de la naturaleza y, además de él, aquí tienen su casa una actriz que en otros tiempos sostuvo un romance con un político panista; un futbolista que juega en Francia y también un ex Procurador de la República.

Otro vecino es Alejandro, un arquitecto que varias veces ha entrado a la casa del literato sólo para llevar a cabo reparaciones.

Sin embargo, para él “no es cosa del otro mundo”; lo ha leído, pero “no es algo extraordinario”; se lo ha encontrado en juntas de vecinos y le ha dado igual saludarlo o no.

Un farol negro cuelga frente a la casa del Jefe, como se refieren a Márquez los empleados que trabajan para él; una buganvilia trepa por la pared que da a la calle enmarcando dos ventanales por donde en las noches se alcanza a mirar parte de la sala.

La puerta principal, de madera, se encuentra en medio de dos paredes de piedra y bajo un arco de ladrillos rojos.

Por el interfón, la voz de Mónica, asistente de Gabo, responde que “el señor ya no da declaraciones”, que si alguien gusta sacar una foto de la casa, primero debe pedir permiso a la señora Mercedes, pero desafortunadamente Doña Meche y su esposo salieron del país.

Geno es el chofer de García Márquez, pero lo niega. “Nosotros no podemos dar información… No es que lo tengamos prohibido, simplemente no podemos decir nada. Lo único que sí puedo afirmarle es que trabajar para el señor es maravilloso y si algo hay que aprenderle es su humildad y sencillez”, cuenta Geno mientras una sonrisa pícara se dibuja en su rostro.

Cien años de soledad es una novela donde “sucede todo”, en este barrio pasa lo contrario. Lo más que recuerdan los vecinos son las visitas de personalidades de la política y del espectáculo.

“A cada rato venía (Ernesto) Zedillo, pero (Carlos) Salinas lo visitaba más. Una vez vino hasta Shakira”, relata Gregorio, el vigilante de esta calle.

Doña Carmen se asoma tímidamente en la puerta de la residencia de a lado. Responde que en 11 años de vivir ahí, sólo ha visto a Gabo en contadas ocasiones, pues al principio ignoraba que era su vecino, como tampoco sabía que fue en ese mismo lugar, donde hace 45 años, se escribió la historia de la estirpe de José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán.

DV Player placeholder

Tags


Lo Último

Te recomendamos