La exuberante brevedad: entrevista con Fernando del Paso

*Con motivo de su cumpleaños número 80, Correo del Libro realizó un perfil de Fernando del Paso, quien este 12 de noviembre obtuvo el Premio Cervantes 2015

 

–Los temas de sus libros, que corresponden cada uno a una etapa distinta de su vida, ¿son elecciones que usted realizó o fueron temas que lo encontraron en esos momentos específicos?

 –José Trigo es una lección a priori. En José Trigo me encontré de repente con el tema de los cristeros, ya que Guadalupe de Anda escribió tanto un buen libro sobre los ferrocarriles, como otro magnífico sobre los cristeros, y fue de Anda una de las fuentes principales de José Trigo. De pronto mis personajes se transformaron en su juventud en cristeros.

Palinuro de México es una especie de autobiografía recreada: pero yo no soy Palinuro. Refleja el gran interés que tuve y tengo en la medicina, así como una parte importante  de mi juventud en los años 50 en esa zona de la Ciudad de México dónde se levantaba la Escuela Nacional de Medicina, además de mi paso por las agencias de publicidad donde fui copywriter.

Al tema de Noticias del Imperio lo encontré desde que era yo muy niño. El tema de Carlota me apasionó desde que supe, muy niño, que habíamos tenido un emperador austriaco y una emperatriz belga que se había vuelto loca y que así vivió sesenta años.

–¿Cuáles son los puntos en común y las grandes diferencias que encuentra en los Fernando del Paso que escribieron José Trigo, Palinuro de México y Noticias del Imperio?

 –Los puntos en común yo diría que son la postura del escritor ante los misterios del lenguaje y su intento por descubrirlos y dominarlos. El interés por la historia se manifiesta en los tres, si bien en José Trigo nada más se asoma y en Noticias de Imperio se consuma. Las diferencias son que en José Trigo el lenguaje es mi obsesión, enPalinuro lo son las imágenes y en Noticias del Imperio ambas cosas, pero atenuadas.

–Un escritor como usted, que ha trascendido la prueba de la permanencia de su obra, ¿cómo considera que su trabajo abona a una tradición literaria específica de autores mexicanos o de otras latitudes?

 –Yo pienso que sólo el tiempo puede contestar a esa y otras preguntas. Lo que más desea un escritor es trascender, llegar a las nuevas generaciones y parece que eso ya ha sucedido al menos con Noticias del Imperio.

–Los libros que más nos tocan permanecen con nosotros por su estructura, pero también por ese elemento intuitivo que da origen a la creación artística y que un escritor plasma en un momento específico. ¿Cómo fue el proceso narrativo que lo llevó a concebir Palinuro de México?

 –Para escribir Palinuro de México tuve necesidad de ejercer una estricta disciplina y dejar que mi consciencia y memoria fluyeran como un río, de la misma manera que lo hice en Noticas del Imperio a través de Carlota.

–Diversión, lo ha explicado usted, en su acepción más antigua es desviarse para olvidarse de los problemas cotidianos; dejar a un lado la pesadez del camino. Su obra, compuesta como una serie de divertimentos en ese sentido profundo del término, ¿cómo sirve para explicar nuestra realidad actual?

 –Pues no sé si sirve para explicar esta realidad pero cuando menos pienso que en efecto nos divierte un poco de ella, nos aleja un poco, nos protege. El ser humano no podría soportar todo el tiempo los problemas y las amenazas que se ciernen sobre él constantemente sin permitirse un divertimento.

–Ha declarado usted que el acto de escribir y publicar cada una de sus novelas, lo dejó “vacío, cansado, exhausto”… ¿Cuál es el hueco que llena la revisión y publicación de los ensayos que conforman Bajo la sombra de la historia?

–Una curiosidad muy antigua sobre las tres principales religiones monoteístas que son el Cristianismo, el Judaísmo y el Islam, y su inmenso poder. Yo soy ateo desde los doce años y no me explico cómo la gente puede creer en un Dios misericordioso siendo el mundo tan cruel.

–En el panorama de las letras actuales, ¿considera que tiene sucesores en cuanto a estilo, concepción de la realidad literaria o continuidad de la tradición a la que se adscribe?

 –Es la crítica y mis sucedáneos los que tienen que decidir sobre ese tema. Claro que me encantaría tener escuela, pero no considero que sea indispensable para la calidad de los narradores futuros.

–Como le sucedió a George Steiner, ¿le sucede que sueña con libros que ya no ha de escribir?

–No. (Carlos Rojas Urrutia).

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