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* Deudos apenas impidieron que los restos fueran inhumados
* Es la segunda vez en nueve meses que se cometen errores con los cuerpos
Personal del Servicio Médico Forense cometió un error y entregó el cadáver de una joven a la familia equivocada. La omisión apenas pudo ser corregida gracias a que los deudos se movilizaron e impidieron que inhumaran los restos.
El sábado, los cuerpos de dos mujeres asesinadas fueron encontrados en sendos hechos: el primero estaba junto con otros dos cadáveres, dentro de un coche en la avenida Federalismo.
La segunda mujer fue hallada junto a otra persona en La Gigantera de Tlaquepaque. El mismo sábado identificaron el cuerpo localizado en el vehículo, era Gladis López de 26 años.
El problema fue que, cuando entregaron el ataúd, iban los restos hallado en Tlaquepaque, no el cuerpo de Gladys. La familia nunca se percató de ello. El domingo acudieron al Ministerio Público familiares de Clarissa Baltasar, la joven encontrada en La Gigantera y después de ocho horas de trámites, estaban a punto de llevarse su cuerpo: el problema fue que el cadáver era de una desconocida.
A decir del señor Zamora, padre de Clarissa, personal del lugar ofreció que, como su hija ya no estaba, que ellos se llevaran el otro cadáver, perteneciente a Gladys, pero ellos se negaron.
El Semefo reconoció su falla y aceptaron ayudar a la familia de Clarissa para recuperar sus restos. Así fue que llegaron a una finca de la colonia Mesa Colorada, en el norte de Zapopan.
Allí explicaron a la familia de Gladys que hubo una confusión con los cadáveres y se hizo la rectificación.
A decir del señor Zamora, la familia de Gladys estaba a pocas horas de inhumar el cuerpo, pensando que era su pariente.
RECLAMO
“Yo no sé qué proceda, sólo quiero expresar mi malestar, mi molestia, que no se vuelva a repetir, que no sean tan burros”. Padre de la víctima
OTRA PIFIA
El 3 de agosto de 2011, ocurrió un error semejante, después que el Servicio Médico Forense entregó el cuerpo de una persona atropellada a una familia; sin embargo, no era su pariente, sino un desconocido.
El asunto trascendió a nivel nacional porque el verdadero fallecido llegó caminando a casa, a mitad de su velorio.
Rodolfo Becerra López, de 76 años, mencionó en aquella ocasión que estuvo perdido tres días cerca de Mazamitla y por eso no regresaba al hogar. Su familia pensaba que había sido atropellado y muerto a pocas calles de distancia, por eso al acudir al Semefo, confundieron los restos y los llevaron a casa para velarlos.