Hay instantes que no envejecen, como ese primer trago de leche con chocolate que te devolvía el aliento después de correr sin medida. Como el eco de una risa en el patio o la voz de alguien que amamos diciendo: “¡ya, otra vez!”. Ser niño no es una etapa que termina, es un estado que a veces se apaga —pero nunca desaparece—. Y aunque en nuestros días se premie la prisa que evita la pausa, recordar cómo se siente jugar sin motivo, sin meta, sin miedo, es una forma sutil pero poderosa de resistir al olvido emocional.
Nesquik lo entiende con la claridad de quien ha estado presente por generaciones. Por eso, decidió abrir una ventana al asombro en pleno corazón de la Ciudad de México, con una experiencia que convocó a cientos de familias a detener el reloj y volver a jugar. Fue en Aztlán Parque Urbano de la Ciudad de México donde la marca instaló una jornada especial, construida para reconectar. Y así nació “Vuelve a Jugar”, una iniciativa donde el juego volvió a ser idioma común entre hijos, madres, abuelos y hermanos.
Un día para jugar sin reloj
Este evento se tradujo en un manifiesto emocional. Porque jugar —de verdad jugar— es mucho más que entretenimiento: es comunicación sin palabras, memoria compartida, vínculo que atraviesa edades. En este contexto, Nesquik propuso instaurar el cuarto domingo de abril como el Día Nacional de la Diversión, un espacio simbólico para recordarnos, , que lo esencial se esconde en los gestos más simples: lanzar una pelota, compartir un desayuno, reír a carcajadas sin mirar el celular.
Ese día, el parque fue una cápsula del tiempo. Padres e hijos jugaron. Y entre juegos, estuvo Nesquik®, a través de actividades, y degustación de producto —porque toda experiencia significativa necesita un sabor que la ancle en la memoria—.
Una marca que nutre también los recuerdos
¿Cómo lograr que algo tan cotidiano como un vaso de leche se convierta en un momento esperado? La respuesta está en el equilibrio perfecto entre nutrición y emoción. Con su clásica combinación de calcio, fósforo, vitaminas, y ese sabor que ha marcado generaciones, Nesquik transforma lo ordinario en ritual. Lo que ha sido una bebida, hoy se considera un símbolo: de casa, de cuidado y de diversión.
Y aunque muchas veces las rutinas agotan, tener algo que sabe a memoria es más necesario que nunca.
Lo que dicen las cifras… y lo que no
Detrás de los números hay historias que demuestran por qué, Nesquik trasciende generaciones:
- 10 mil toneladas de productos fabricados al año en Toluca.
- 23.3 millones de hogares que eligen Nesquik® como parte de su rutina.
El legado de una marca que juega en serio
Según Brand Footprint México, Nesquik está entre las 100 marcas más reconocidas del país. Su secreto: ha acompañado a generaciones sin perder de vista lo esencial.
Porque, al final, volver a jugar —es un regalo que todos merecemos darnos, una y otra vez.