“No hay innovación sin disrupción. Y no hay disrupción sin incomodidad.”
El segundo día del Smart City Expo LATAM Congress 2025 en Puebla no se limitó a continuar con la agenda; la desafió. Tras una jornada inaugural enfocada en el qué, este nuevo capítulo profundizó en el cómo: cómo convertir la equidad en estrategia, la tecnología en justicia, la sostenibilidad en método. No se trató de repetir discursos ni de tomarse la foto con la palabra “innovación” detrás. Fue una jornada que exigió definición, posicionamiento y pensamiento crítico frente a las posibilidades —y urgencias— de las ciudades del futuro.
Y es ahí donde el evento se diferencia: no se quedó en el entusiasmo del prototipo, sino que propuso conversaciones incómodas, como la necesidad de cambiar el sistema económico mexicano desde su raíz —tema que Marcus Dantus no solo abordó, sino que diseccionó con una crudeza útil.
La urgencia como motor
En un país con creatividad latente pero estructuralmente postergada, Marcus Dantus, fundador de Startup México, llegó a decir lo que a menudo se omite en los grandes foros: sí se puede innovar en México, pero ya no es una opción—es una necesidad sistémica. Dantus no ofreció fórmulas mágicas. Expuso la herida: México sigue atrapado entre una economía de maquila y una educación desconectada de la inteligencia artificial que avanza más rápido que su regulación.
Su intervención dejó claro que la verdadera transformación no será tecnológica, sino cultural: cambiar la mentalidad colectiva para ver la innovación no como aspiración elitista, sino como herramienta ciudadana. Ahí reside el ángulo más poderoso de su mensaje: no es el acceso al algoritmo lo que importa, sino la capacidad de usarlo con propósito.
¿Por qué esto le importa a la gente?
Porque las decisiones que se toman en estos foros inciden directamente en cómo serán nuestras calles, nuestras escuelas, nuestras fuentes de trabajo y hasta nuestras rutinas. La inteligencia artificial, por ejemplo, no es un fenómeno abstracto: es la lógica detrás de cómo se decide si se otorga un crédito, si se contrata a una persona o si un semáforo cambia a tiempo para evitar un accidente. Los conceptos discutidos el 12 de junio —equidad, resiliencia, sostenibilidad— no son etiquetas: son condiciones necesarias para que las ciudades no solo crezcan, sino que valga la pena vivir en ellas.
El músculo detrás de la inteligencia
Durante la jornada, se desarrollaron sesiones que tejieron un entramado rico en perspectivas. En “De las brechas a las oportunidades”, líderes como Zaira González Gómez y João Marcelo Dieguez Pereira debatieron sobre ciudades incluyentes desde la planeación. En “Gobernanza de la IA”, ponentes de Nvidia y la Secretaría de Economía plantearon los retos éticos de una digitalización sin regulación adecuada. Y en “Oportunidades sostenibles”, se mostró cómo la naturalización urbana no es romanticismo verde, sino una estrategia ante el colapso climático.
La presencia de ciudades como Soacha, Montevideo, Portoviejo o el estado brasileño de Alagoas, galardonadas en los LATAM Smart City Awards, permitió ver que la innovación no solo sucede en Silicon Valley: también crece en las márgenes, desde lo local, con impacto real y tangible.
Entre talento y voluntad: el caso Puebla
La conversación sobre el emprendimiento local no fue menor. El potencial de Puebla, como bien lo remarcó Dantus, está en su posición geográfica y en su ecosistema académico. Pero no basta con talento si no hay voluntad política y social para facilitar condiciones de despegue. La sesión “Innovar para emprender”, con la participación de Jaime Raúl Oropeza, fue clara: no basta con enseñar a programar; hay que enseñar a imaginar el futuro con responsabilidad y audacia.
El ambiente: más que networking
El clima del segundo día fue distinto. Se sintió una atmósfera más crítica y menos celebratoria. Los pasillos no eran solo de tránsito, eran de conversación: debates espontáneos entre asistentes que cuestionaban lo dicho en las salas, empresarios que no hablaban de ROI sino de impacto. Las empresas presentes —Intel, Nvidia, Bee Telecom, KPMG, entre otras— mostraron prototipos, pero también interés real por escuchar. Y ese es el punto: cuando el networking cede lugar al pensamiento, el evento deja de ser feria y se convierte en foro.
Y Publimetro, ¿qué hace aquí?
Estar presente en el Smart City Expo LATAM no es una cobertura. Es una toma de posición. Porque en un país donde el acceso al conocimiento y al diálogo informado es todavía desigual, el periodismo tiene un papel que va más allá del reporte: tender puentes entre la conversación pública y el derecho ciudadano a imaginar un futuro compartido. No vinimos a mirar. Vinimos a participar con una pregunta que incomoda y moviliza: ¿qué ciudad queremos habitar y cómo la estamos construyendo?