A todos nos ha pasado que al salir del trabajo nos toca un aguacero interminable, el cual se convirtió calles en ríos, detuvo el transporte y dejó coches varados por horas. Mientras muchos culpan a la lluvia o a la infraestructura insuficiente de drenaje, pocas veces consideramos un factor silencioso: lo que hacemos con nuestros residuos todos los días.
Tirar un envase en la calle, vaciar una bolsa de papitas sin separar o usar botellas como ceniceros puede parecer insignificante. Sin embargo, estos hábitos cotidianos tienen un efecto acumulativo: los residuos mezclados bloquean coladeras, se acumulan en tiraderos y llegan a ríos y mares, provocando inundaciones y afectando la salud urbana. Lo que ignoramos es que nuestras decisiones diarias tienen un impacto directo y medible en el espacio que habitamos.

Separar correctamente los residuos es más que un acto ambiental; es una herramienta de prevención urbana. Se estima que cada persona en México genera aproximadamente un kilo de basura al día, buena parte de ella reciclable. Cuando separamos PET, plásticos flexibles o cartón, evitamos que estos materiales se conviertan en obstáculos para el drenaje, y al mismo tiempo permitimos que regresen al ciclo económico como nuevos productos, reduciendo la necesidad de extraer recursos vírgenes y generando empleo para miles de familias. México, de hecho, lidera en América en el reciclaje de PET, con más del 60% de acopio de este material.

El valor de este hábito se evidencia en la práctica: cuando los residuos llegan correctamente clasificados a los centros de acopio y luego a las plantas recicladoras, se transforman en botellas nuevas, fibras textiles, materiales de construcción o incluso abono orgánico para el hogar. Así, cada acción individual se integra a un sistema tangible, donde lo que depositamos correctamente en casa puede prevenir que calles se inunden y que ríos y mares se saturen de plástico.
ECOCE, trabaja de modo constante construyendo todo un ecosistema —educación en pro del medio ambiente y programas de acopio— y la campaña “Yo decido. Yo separo. Yo reciclo.”, se centra precisamente en esto: mostrar cómo nuestras decisiones diarias generan un impacto real y medible. Es trascendente entender que separar correctamente en casa es un acto de corresponsabilidad que protege a la ciudad, mejora la calidad de vida y genera un legado limpio para las próximas generaciones.

La prevención empieza en casa. Separar residuos no requiere tiempo extra, ni herramientas especiales. Si lo entendemos como un hábito elemental, el escenario se vuelca a: calles más seguras, drenajes que funcionan y menos contaminación en espacios naturales. Separar correctamente no es solo un gesto simbólico: es un acto de inteligencia, compromiso y cuidado colectivo. La iniciativa de ECOCE es crucial ante esta situación emergente: Yo decido. Yo separo. Yo reciclo. Para aprender más sobre esta cultura consulta las mejores prácticas aquí.