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El latido del Fontán: cuatro décadas en el corazón de la ciudad

El Fontán celebra cuarenta años de la mano de la certeza de que la hospitalidad puede ser una forma de hacer comunidad

Hotel Fontán Reforma
Hotel Fontán Reforma

Hay lugares que con el paso del tiempo se convierten en emociones. El Hotel Fontán Reforma es un espacio en el que hospedan tanto viajeros como épocas enteras. Desde su fundación, en los años ochenta, su historia se entrelaza con la de la Ciudad de México —una ciudad que respira a un ritmo propio, que tropieza, se reinventa y vuelve a levantarse con una obstinación singular.

Cuarenta años después, el Fontán celebra un pulso. El suyo, y el de una capital que nunca en movimiento.

Hotel Fontán Reforma
Hotel Fontán Reforma Fontán Reforma

Refugios que se convierten en símbolo

Cuando la ciudad se estremeció en 1985, el Fontán se convirtió en refugio. Entre el miedo y el polvo, ofreció un lugar para volver a creer. Esa vocación de cobijo se quedó en sus muros, como si el edificio mismo aprendiera que la hospitalidad es también una forma de resistencia.

Durante los años noventa, mientras Reforma se iluminaba con neones y la cultura urbana encontraba nuevos escenarios, el Fontán fue testigo y anfitrión. Allí se cruzaban periodistas, músicos, fotógrafos y soñadores, todos atraídos por un mismo espíritu: el de una ciudad que encontraba belleza en su caos. Desde sus terrazas se miraba la Alameda como un escenario abierto, y cada habitación guardaba el eco de conversaciones que nunca se repiten.

Hotel Fontán Reforma
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El arte de transformarse sin perder el alma

Los años dos mil trajeron un nuevo lenguaje urbano. La bicicleta apareció como metáfora de libertad, y el Fontán abrazó ese cambio: apostó por una movilidad limpia, por la idea de que la ciudad podía ser amable si se la recorría a otro ritmo. Con la llegada del arte urbano y la conciencia ambiental, el hotel se convirtió en un manifiesto cotidiano de regeneración.

Esa evolución se consolidó en los últimos años. Tras la pausa pandémica, el Fontán renació con un propósito más profundo: ser un espacio que recibe huéspedes e inspira comunidad. Así surgieron proyectos que hoy marcan su identidad: B Urban Xaman, concebido como un oasis de conexión interior; Xkina Reforma, terraza viva donde el arte y la música dialogan con la ciudad; y B Artesanal, plataforma que impulsa a productores y creadores locales.

En 2023, esa filosofía se tradujo en un reconocimiento tangible: el Fontán se convirtió en Empresa B Certificada, primer grupo hotelero mexicano en alcanzar ese estatus. Pero más allá del sello, lo que distingue al Fontán es su convicción: regenerar es cuidar lo que nos cuida.

Hotel Fontán Reforma
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Una visión viva hacia 2045

El Fontán ha definido su horizonte a través de cinco ejes que son una declaración de principios:

Hospitalidad + Comunidad: el corazón que sostiene todo. Desde el centro de la ciudad, el hotel acoge, conecta y hace florecer la vida.

Desarrollo humano: cada colaborador es aprendiz y maestro, en un espacio que impulsa cultura y pensamiento consciente.

Experiencia + vínculo: cada estancia resignifica lo clásico, demostrando que la belleza está en transformarse sin perder el alma.

Cuidado + regeneración: la sustentabilidad no es discurso, es práctica cotidiana: energía limpia, naturaleza urbana y bienestar compartido.

Red + futuro: el Fontán se entiende como parte de un ecosistema vivo —hotel, ciudad, planeta— donde todo se conecta y todo se transforma.

Hotel Fontán Reforma
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Una familia, una idea, una herencia

Durante la charla con motivo del 40 aniversario, Alfredo Tinajero Fontán compartió una reflexión que resume cuatro décadas de trabajo y amor: “Lo mejor que he logrado es ver a mis hijos trabajar conmigo. No fue fácil, pero hoy cada uno se dedica a lo que le hace feliz. Somos familia, pero también un equipo que se respeta.”

Su hija, Beatriz Tinajero Tarriba, actual directora y responsable de llevar al grupo hacia la certificación B, complementa: “Ser hotelera no ha sido sencillo, pero agradezco a quienes nos han acompañado: viajeros, colaboradores, artistas, aliados. Este aniversario no es un cierre, es un comienzo.”

El Fontán mira con firmeza y ambición. Su meta para 2045 es multiplicar experiencias que transformen. El Fontán celebra cuarenta años de la mano de la certeza de que la hospitalidad puede ser una forma de hacer comunidad.

       

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