El Bayern Múnich respiró aliviado pasado en el minuto 90 merced a un tanto de Kingsley Coman, que aprovechó a la perfección una asistencia del eterno Thomas Muller para establecer el 1-1 definitivo ante el Salzburgo. Un gol que hizo justicia a la superioridad bávara de la segunda mitad.
No tanto en la primera, que fue cuando dominaron los austríacos en sus salidas a la contra. En una de ellas llegó el 1-0 que tanto complicó al Bayern. Chukwubuike Adamu fue el encargado de batir a Sven Ulreich con un zapatazo abierto, imposible de atajar para el internacional germano pese a su estirada.
A partir del gol, pero sobre todo tras el paso por los vestuarios, el equipo de Julian Nagelsmann dio un paso al frente y controló las ocasiones, ganó los duelos personales y pudo encontrar un premio tardío pero que le deja con la vida intacta antes de afrontar la vuelta de la eliminatoria, que se disputará el próximo 8 de marzo.