SANTIAGO (AP) — Cuando los mexicanos salen a competir a una fosa de clavados en competencias internacionales saben muy bien que hay un legado que defender y nadie quiere fallar.
Así ha sido en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
Gabriela Agúndez y Alejandro Orozco ganaron la medalla de oro en la plataforma sincronizada femenina y, de inmediato, Osmar Olvera arrasó con su competencia en el trampolín de tres metros para sumar otra presea dorada en un excepcional lunes en la capital de Chile.
“Se sabe que en los clavados en México es potencia mundial y nosotros queremos seguir manteniendo ese título”, dijo Agúndez, quien el sábado se consagró en el individual de 10 metros.
Agúndez fue medalla de bronce en Tokio 2020 junto con Orozco, quien se convirtió en su mentora desde el 2018. Orozco había ganado antes una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, compitiendo al lado de Paola Espinosa.
“En México es de generación en generación, así se logran este tipo de resultados porque nos apoyamos unos a los otros en busca de ese sueño, tenemos mucha hambre, nos esforzamos y damos buenos resultados”, agregó.
Agúndez y Orozco, quienes hicieron el 1-2 en la prueba individual, totalizaron 315.42 puntos y remontaron para superar a las canadienses Caeli McKay y Kate Miller, quienes se quedaron con la plata con sus 310.29.
El bronce se lo quedó la pareja brasileña conformada por Ingrid De Oliveira y Giovana Pedroso, que terminaron rezagadas con 273.60.
Olvera es parte de una nueva generación de clavadistas. Con 19 años, venía de ganar una medalla de plata en el reciente Mundial de Fukuoka, Japón. Ahora, en Santiago, ganó un oro en el trampolín de un metro y sumó otro oro en el de tres.
“México siempre ha tenido buen semillero de clavados, se hizo un cambio generacional y creo que Kevin (Berlín), Randal (Willars), todos los que venimos tenemos mucho talento y hemos entrenado duro para lograr los objetivos”, dijo Olvera.
Olvera totalizó 536.15 puntos y amarró su oro incluso antes de realizar su último salto. La plata fue para el colombiano Luis Felipe Uribe con 444.25 y el bronce fue para el estadounidense Jack Ryan con 435.5.
La de Olvera fue la quinta medalla de oro para los mexicanos en la fose de clavados en Santiago. Su actuación fue tan avasalladora que se había coronado sin tirar el último clavado.
“La verdad es que no sabía, nunca veo el tablero y prefiero ir siempre concentrado clavado a clavado. Eso es lo que hago siempre”, agregó.
Al igual que Olvera, la medalla de Agúndez fue su segunda luego de ganar en la plataforma individual.
“Esta medalla tiene un sabor especial, más por compartirla con Gaby porque hace cuatro años nos quedamos muy cerca”, dijo Orozco a The Associated Press. “Desde ese momento visualizamos ganar el oro en esta ocasión, para eso entrenamos juntas todo este tiempo porque sabíamos que llegaría esta medalla”.
El triunfo de Agúndez y Orozco rompió una sequía de medallas en esta prueba en Juegos Panamericanos. México no terminaba en lo más alto del podio desde Guadalajara 2011.
En Lima 2019, Agúndez y Orozco terminaron con medalla de plata detrás de la pareja canadiense y en Toronto 2015, Orozco junto con Paola Espinosa conquistaron la medalla de bronce.
“En Panamericanos sabemos que siempre la pelea es con Canadá y lo vimos como una revancha como tal. Lo teníamos en la mente luego de lo que pasó en Lima”, dijo Agúndez. “Sabíamos que la competencia iba a estar dura, pero también que teníamos el potencial para ganar y lo demostramos”.
Orozco y Agúndez ya habían ganado juntas una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio y juntas buscarán agregar una presea más a su legado en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Olvera espera estar en los que serán sus segundos Juegos Olímpicos. En Tokio 2020 fue como el más joven de la delegación y quedó 14to en el trampolín.
“Yo crecí admirando a grandes clavadistas de México. Sé la historia desde Joaquín Capilla, Fernando Platas, Jesús Mena, Iván García y la misma Alejandra Orozco, una doble medallista olímpica han sido mi inspiración”, dijo el saltador de 19 años.
Si mantiene su nivel, en el futuro Olvera podría ser la inspiración de la siguiente camada de clavadistas mexicanos.