Las dos figuras representativas del futbol mexicano, Miguel Herrera y Christian Martinoli, vivieron un gran conflicto que aún resuena en sus carreras desde hace nueve años. En esta ocasión, el extécnico de la Selección Nacional reveló más detalles sobre el problema.
En una entrevista con Álex Blanco, el ‘Piojo’ Herrera habló sobre el conflicto con el analista de TV Azteca que lo llevó a su despido del Tri y reveló que, antes de que el conflicto se desbordara en la opinión pública, intentó mediar para solucionarlo.
El hoy comentarista de Fox Sports comentó que en su momento se acercó a Luis García para resolver las diferencias con Martinoli; sin embargo, nunca recibió una respuesta positiva que permitiera que pudieran dialogar.
“Te juro que le dije a Luis: ‘Dile a tu compadre que le baje, que lo arreglamos como él quiera: platicando sentados o en un cuarto encerrados… como él quiera, pero vamos a arreglarlo. No soy rencoroso, yo intenté con Luis García, y te lo puedo decir, tres veces platicar con él’”, detalló.
Además, el extécnico de los Xolos de Tijuana dijo que sabe que “nunca serían amigos” y que, si hoy en día se encuentra con el comentarista, no tendría problema, aunque tiene claro que nunca habrá forma de establecer un diálogo para resolver sus diferencias.
El trabajo psicológico de Herrera
Durante la conversación, Miguel Herrera reveló que, después de lo sucedido en el aeropuerto de Filadelfia en 2015, se ha acercado a especialistas para trabajar en el control de ira y en sus reacciones que pueden llegar a ser explosivas. Sin embargo, dejó en claro que, si Martinoli se volviera a meter con su familia, no dudaría en reaccionar de nuevo.
“Lo manejo mucho mejor porque entiendo que no todo se arregla así. Hay cosas que debes dejar pasar y no debo pelearme con todo el mundo por cosas banales”.
Además, hizo saber que ha buscado la manera de proteger a su familia de las posibles polémicas en las que él podría estar implicado debido a su profesión y al medio en el que se encuentra.
“También entendí que no tiene que afectarles a ellos. Yo les decía: ‘¿A ustedes qué les importa que me insulten?’. Son como las llamadas a misa para quien las quiera tomar. A mis hijas les duele que me insulten, pero les digo: ‘¿cuál es el problema?’”.