En un emocionante encuentro que se disputó en el estadio Tottenham Hotspur de Londres, los Vikingos de Minnesota lograron mantener su invicto en la temporada al derrotar a los Jets de Nueva York con un marcador de 23-17.
Esta victoria marcó un hito significativo para el equipo, que ahora se encuentra con un récord de 5-0, su mejor inicio desde 2016. Pero más allá del triunfo de los Vikingos, el partido también fue memorable por la actuación de Aaron Rodgers, quien alcanzó un importante récord en su carrera, aunque con un desempeño que dejó mucho que desear.
El linebacker de los Vikingos, Andrew Van Ginkel, fue la figura del encuentro al devolver un pase interceptado por 63 yardas para un touchdown. Esta jugada fue clave en el desarrollo del partido, ya que permitió a Minnesota establecer una ventaja temprana de 10-0.
Van Ginkel ya había tenido una actuación destacada en la temporada, habiendo interceptado a Daniel Jones de los Giants anteriormente. Su capacidad para crear jugadas importantes subraya su importancia en el esquema defensivo de los Vikingos.
Los Jets comenzaron el juego con una serie de dificultades, quedando rápidamente atrás en el marcador. A pesar de lograr acercarse 20-17 en los últimos minutos gracias a un pase de touchdown de una yarda de Rodgers a Garrett Wilson, no pudieron concretar su posesión final. La defensa de los Vikingos, encabezada por Stephon Gilmore, logró interceptar un pase crucial a Mike Williams, asegurando así la victoria para Minnesota.
Un día agridulce para Rodgers
Aaron Rodgers tuvo una tarde complicada, lanzando tres intercepciones, incluyendo dos en el primer cuarto, una situación inédita en su carrera. A pesar de completar 29 de 54 pases para 244 yardas y lograr dos touchdowns, sus errores costaron caro al equipo neoyorquino. Este tipo de desempeño es poco común para un jugador de su calibre, lo que provocó críticas y cuestionamientos sobre su adaptación a la ofensiva de los Jets.
A pesar de los problemas, Rodgers alcanzó un hito significativo al convertirse en el noveno jugador en la historia de la NFL en superar las 60 mil yardas de pases lanzados. Este logro llegó en el tercer cuarto, cuando conectó un pase de siete yardas con Tyler Conklin. Aun así, el hecho de que su equipo no lograra salir victorioso en este contexto empaña la celebración de este nuevo récord.