El camino hacia los cuartos de final del Mutua Madrid Open no ha sido un paseo triunfal, sino una montaña rusa que exhibió tanto el dominio arrollador como la inesperada vulnerabilidad de Iga Swiatek.
Esta dualidad en la capital española fue crucial, no solo para defender su corona en este WTA 1000, sino como un termómetro en su puesta a punto para la gran cita en Roland Garros.
Swiatek irrumpió en la Manolo Santana con furia al obtener un contundente 6-0 en apenas 20 minutos a una Diana Shnaider que llegaba con la moral por las nubes tras ceder solo tres juegos en sus duelos previos.
La polaca, ávida de estrenar su palmarés de 2025, parecía decidida a reeditar su autoridad en tierra batida; sin embargo, el segundo set desveló una grieta en su armadura.
Cuatro breaks de ambos lados evidenciaron una irregularidad impropia de su estatus, un espejismo de la solidez que la ha caracterizado en los últimos años sobre arcilla.
La cinco veces campeona de Grand Slam se vio al borde del precipicio, lidiando no solo con una Shnaider aguerrida, sino también con molestias físicas en la espalda y una acumulación de errores no forzados que recordaron sus titubeos iniciales en el torneo.
La central madrileña, un día después del inesperado apagón que interrumpió su debut, se convirtió en un exigente campo de pruebas, Swiatek tuvo que aferrarse a su instinto competitivo, moviendo a su rival con inteligencia para recuperar la contundencia perdida y sellar un crucial break en el tercer set.
El momento decisivo del partido ante Shnaider enseñó destellos de la calidad innegable de Swiatek, tras un 2024 que se sintió largo para la polaca, Madrid se erige como el escenario donde busca rearmar su confianza y recuperar esa aura de invencibilidad que la convirtió en la reina indiscutible de la tierra batida en los últimos años.
En la otra llave, Aryna Sabalenka también avanzó con paso firme hacia una potencial reedición de las últimas dos finales madrileñas contra Swiatek.
