La Copa del Mundo de la FIFA, ese trofeo de oro de 18 quilates, no es solo un símbolo de la supremacía futbolística, sino un objeto de valor emocional incalculable.
Su custodia está rodeada de un misterio y las más estrictas medidas de seguridad, especialmente durante los “Tours del Trofeo” y la celebración del Mundial. La FIFA implementa un protocolo meticuloso para asegurar que el trofeo y todo el evento sean impecables y, sobre todo, seguros.

Contrario a la creencia popular, el trofeo original no se entrega permanentemente al equipo ganador. Desde 2006, solo campeones del mundo, jefes de estado y funcionarios de la FIFA pueden sostenerlo.
Los equipos victoriosos reciben una réplica de bronce bañada en oro, mientras el auténtico reside en el Museo del Futbol Mundial de la FIFA en Zúrich, Suiza, saliendo solo en ocasiones muy puntuales.
Previo a cada Mundial, el “FIFA World Cup Trophy Tour” lleva el trofeo por el mundo. Tras bastidores, este tour es una operación logística y de seguridad masiva.
Su transporte es clandestino y vigilado, utilizando aviones privados y vehículos blindados, con rutas secretas y constantemente cambiantes. Empresas especializadas en transporte de alto valor, como Rock-it Cargo, gestionan la logística en coordinación con agencias de seguridad locales e internacionales.
El trofeo viaja en un baúl de diseño personalizado y alta seguridad marca Louis Vuitton.
Un equipo de seguridad de élite lo custodia 24/7, manteniendo discreción pero vigilancia constante; en cada parada, se almacena en bóvedas de alta seguridad y, durante las exhibiciones, se coloca en vitrinas a prueba de balas, bajo vigilancia continua y sin contacto directo con el público.
La desinformación también es una táctica, manteniendo el itinerario y paradero exacto en secreto.
Medidas de seguridad durante la Copa Mundial
Durante el torneo, la seguridad del trofeo se integra en un complejo plan que abarca estadios, centros de entrenamiento y zonas de aficionados.

El día de la inauguración y la final, el trofeo se traslada al estadio bajo un dispositivo aún más riguroso, incluyendo escoltas y vigilancia aérea. Dentro del estadio, permanece en una vitrina segura, custodiado por personal de FIFA y fuerzas de seguridad.
La FIFA y los países anfitriones implementan planes de seguridad exhaustivos, como en el Mundial 2026 en México, EE. UU. y Canadá, que implica una coordinación sin precedentes.
Se emplea tecnología de vanguardia: videovigilancia avanzada, reconocimiento facial, drones, análisis de datos y comunicación encriptada. Los estadios cuentan con rigurosos controles de acceso y gestión de multitudes. La ciberseguridad protege los sistemas informáticos del evento, y la colaboración internacional con agencias como Interpol previene amenazas.
La historia del trofeo no está exenta de incidentes, como el robo de la Copa Jules Rimet en 1966y su posterior pérdida definitiva en 1983, lo que subraya la necesidad de estas extremas precauciones.
El recorrido de la Copa del Mundo es una compleja danza entre la celebración pública y la seguridad discreta, asegurando que el tesoro más preciado del fútbol llegue a su destino y sea levantado por los campeones.