Con casi 45 años de trayectoria, Octagón se mantiene como una de las figuras más queridas y respetadas de la lucha libre mexicana. El gladiador platicó, en entrevista exclusiva con Publimetro, sobre los secretos de su conexión inquebrantable con el público, la evolución de un deporte que ama y los desafíos personales y legales que ha enfrentado fuera del ring.
Octagón, ¿cuál consideras que es la clave para seguir conectando generación tras generación, para mantenerse vigente con nuevos públicos?
—Lo principal es no dejar de entrenar, primero que todo. Yo creo que es la base que te mantiene. Cada vez que tengo la oportunidad de subirme a un ring, la gente se acerca a platicar conmigo, muchos me dicen que crecieron viéndome y que ahora traen a sus hijos. Eso a mí me da mucha satisfacción, porque ahora está mi hijo, el Hijo de Octagón, conmigo, y el legado sigue creciendo gracias al público.

Tienes una tienda y otras actividades para acercarte a la gente, ¿cuáles son los comentarios que más recibes de la gente?
—Cuando estoy en la tienda, que mi hijo puso y yo lo ayudo, la satisfacción es poder atender a la gente. Hay señoras que llegan, me abrazan, se ponen a llorar y me dicen que sus papás las llevaban a verme luchar. Recordar es volver a vivir. Yo creo que esa es la energía que los luchadores necesitamos para seguir adelante, que la gente se identifique con uno.
¿Cómo fue compartir el cuadrilátero con tu hijo en Japón, un país de mucha tradición luchística?
—Es la primera vez que mi hijo va a Japón; para mí es la decimoquinta vez, para él era algo nuevo. El público de cuando yo fui la primera vez, en el 92, lo más que hacía era un “oh” y un aplauso. Ahora es completamente diferente. Llegamos a la arena del Sumo, que cabe 14 mil personas. Mi hijo estaba muy nervioso, lógico, era su primera vez en Tokio y en una arena tan importante. Le dije: “Tú sabes lo que tienes que hacer”. Nos pusieron un japonés y un mexicano. La aceptación del público hacia mi hijo y hacia mí fue muy buena. Ya tenemos fechas para regresar, así que no nos fue tan mal.
¿Qué representa ser un gladiador con una lucha rankeada con cinco estrellas?
—En el 94, en el Sport Arena de Los Ángeles, fue Octagón y el Hijo del Santo contra Eddie Guerrero y Art Barr (Love Machine). Fue en el primer pago por evento que hubo, con 25 mil personas, y fue calificada con cinco estrellas. Fue una lucha de máscaras contra cabelleras, México contra Estados Unidos, contra los Gringos Locos. Eddie Guerrero era un luchador con mucho abolengo, de familia luchística. Llevarnos un triunfo de esa magnitud fue muy grande, porque fuimos a demostrar que la lucha libre mexicana está a cualquier nivel del mundo. Ganarles las cabelleras a ellos, no hay mejor premio; la gente latina fue a apoyar la lucha libre mexicana.

¿Cómo observas en este momento la escena general de la industria luchística en México?
—Ha cambiado mucho. Antes no había redes sociales y era mucho más difícil, contabas solo con periódicos, revistas especializadas, radio y para de contar. Ahora tienes un instrumento muy importante: las redes sociales. Si sabes manejar una red social, es mucho más fácil. Antes teníamos que pertenecer a una empresa para sobresalir, porque ahí estaba la televisión y los medios que te daban publicidad. Ahora no, las redes sociales te dan a conocer inmediatamente si sabes manejarlas bien. Esa es la diferencia entre los 90 y ahora. Pero también lleva un riesgo: si no sabes usarlas como debe ser, caes en muchas cosas, porque la gente ahora ya es conocedora, son jueces, dictan y ejecutan. Yo creo que es un arma de dos filos, pero afortunadamente para la lucha libre mexicana ha crecido, ha abierto puertas.
¿Cómo observas la internacionalización de la lucha libre mexicana con las alianzas con empresas norteamericanas?
—Bien, definitivamente. Yo creo que los cambios que vienen son buenos. La lucha libre mexicana ya está siendo vista, ya voltearon a ver la calidad que tenemos. La mejor la tenemos en el Consejo Mundial de Lucha Libre; somos la esencia, la cuna de la lucha libre clásica. Antes iban uno o dos luchadores, y ahora van en cascada. Quieren ver el talento mexicano.
¿Qué te pareció que la WWE adquiriera a la AAA?
—Fuera de los problemas que tengo con AAA, es buena porque se abren las puertas. Hay posibilidades de que las nuevas generaciones de la lucha libre mexicana incursionen en la americana. Yo creo que es una muy buena plataforma para que se den a conocer también los gladiadores de nuestro país.
Y ahora que WWE adquirió a la empresa, ¿qué pasa con la problemática entre Octagón y AAA?
—TKO Group es la empresa que compró a WWE, UFC y otras; ellos son la cabeza. Respecto al tema con AAA, ¿te acuerdas que hice un video donde expliqué la demanda laboral por despido injustificado, que les gané en 2018? Se tardaron un año en pagarme y en 2019 fui y les embargué las oficinas. Fue ahí donde me di cuenta que la persona que me manejaba, mi amigo y compadre Antonio Peña, había registrado el personaje sin mi autorización. Eso se llama abuso de confianza. Entonces fuimos a Indautor y metimos la demanda por el nombre, y la gané en 2019. Ahorita el personaje sigue en litigio, no hay una sentencia definitiva. Estamos como en un terreno donde yo tengo el 50% y ellos el 50%. Mientras no haya sentencia, nadie es dueño. Estoy en ese nivel. Ya les gané dos demandas; tengo el 65% porque el nombre artístico es mío, y el 35% restante es lo del personaje.
Octagón va más allá del cuadrilátero; también es entretenimiento en películas, programas de televisión. De todas las facetas fuera del ring, ¿cuál te ha gustado más?
—El cine lo hicimos para perdurar en el gusto del público. El día que vuelvan a ver La Revancha, por ejemplo, recordar es volver a vivir; para eso se hace el cine. Respecto a programas de televisión, tenemos la oportunidad de convivir con actores y actrices, y al público de la lucha libre le interesa vernos relacionándonos en televisión, cine, teatro, todo lo que hacemos. Si el público nos ha dado tanto, lo menos que podemos hacer es corresponder y darles un poquito de lo mucho que nos han dado ellos.
De las personas con las que te ha tocado convivir y trabajar, ¿hay alguna que te haya transmitido algo inesperado?
—¡Chabelo! Se supone que yo era el ídolo de los niños y, cuando me tocó estar con él en su programa, fue impresionante para los niños. Juntar a dos personajes como Chabelo y Octagón, para mí fue algo fuera de serie, algo diferente. Poder estar con una personalidad como él, que entretenía a los niños todos los domingos, ser parte de su programa, platicar y convivir con él, fue muy importante.

De los nombres que hay actualmente en la lucha libre, de estas nuevas camadas de luchadores, ¿a quiénes les ves más potencial?
—Místico es uno de ellos, Máscara Dorada, El Hechicero, Soberano, Templario. Otros muchachos como Ángel de Oro, Niebla Roja. También está el señor Blue Panther, el maestro Blue Panther, Atlantis, el Hijo de Atlantis también tiene un lugar bastante bueno. La baraja del Consejo Mundial de Lucha Libre es muy grande y es diferente. Ahora la lucha libre cambió mucho. Antes era más a ras de lona, hacíamos movimientos como el tope, que era el sello de Octagón. Ahora es completamente aérea. A la gente le gusta la lucha aérea y los chavos están tan preparados que cada lucha hacen cosas diferentes. El potencial de la lucha libre en México está en el Consejo Mundial.
¿Qué opinas del impacto de Penta Zero Miedo y su hermano Fénix en la WWE y con el público?
—Sí, fue diferente. Es un luchador diferente, hizo una cosa diferente. Y yo le digo a las nuevas generaciones: no traten de ser Octagones, ni Atlantis, ni Panther, ni Místicos; traten de ser ustedes, sean diferentes. Si eres copia, serás una copia; si eres auténtico, es más fácil que tengas éxito a que quieras ser igual que los demás. Penta y Fénix, su hermano, hicieron algo diferente y ahí están los resultados. Los felicito porque son chavos que le batallaron mucho y ahora están en la cima.
Alberto del Río también fue de los luchadores que abrió camino, ¿qué opinas de él?
—Sí, él abrió camino muy fuerte. Fue parte importante de la WWF en ese entonces, ahora WWE. Yo creo que él tiene un lugar especial.
¿Cuál es el mensaje que puedes mandar al público sobre el deporte en general?
—El deporte siempre va a ser muy importante, sobre todo para la niñez y la juventud. Estamos viviendo situaciones como agresión, prostitución, daño a infantes, que son ajenas a la niñez, pero que lamentablemente la están viviendo. Es importante que nuestro gobierno y nuestros representantes le pongan más atención a que la niñez y la juventud hagan deporte, porque el deporte es vida. Si los pones a hacer deporte, se distraerán, no estarán pensando en otras cosas. Estar sin hacer nada es lo que hace que los jóvenes se dediquen a otra cosa. Si nos enfocamos, tanto el gobierno como los padres, en que los hijos hagan deporte, crezcan sanos y coman bien, será un México diferente.
¿Cómo te gustaría que te recordara la afición de la lucha libre mexicana?
—Llega un momento en que te vas a retirar, pero el luchador debe prepararse física y mentalmente para ello, no puedes retirarte de la noche a la mañana. Tenemos un ritmo de vida muy agitado, desayunamos en Veracruz y cenamos en Monterrey. Te tienes que preparar para retirarte. Y además, que te retires del cuadrilátero no significa que te retires de la lucha libre. Hay muchas cosas que un luchador puede hacer fuera del ring y vivir de eso.
¿Octagón ya pensó en el retiro?
—Sí, no te puedo decir un año o dos años, pero sí estoy preparado y estamos haciendo cosas para seguir en el medio de la lucha libre, pero ya no arriba de un ring.
¿Cuál es el lugar que te gustaría tener en la historia de la lucha libre?
—Yo creo que la gente me sigue, sigue mi trayectoria, me apoya en todas mis “loqueras”. Quiero ser recordado como la persona que tuvo la oportunidad de platicar y convivir con la gente, de atenderlos, de firmar un autógrafo, de tomarse una foto. Quiero que me recuerden como siempre lo he hecho: atendiendo al público.