El automovilismo volvió a poner a prueba los límites de la seguridad y, una vez más, el Halo demostró ser un salvavidas irremplazable.
En la carrera sprint de Fórmula 2 en el Red Bull Ring, el piloto británico Luke Browning de la Academia Williams protagonizó un accidente espeluznante del que salió ileso gracias a esta pieza de ingeniería vital.
¿Qué sucedió en la Fórmula 2?
El impactante incidente ocurrió en la segunda vuelta, cuando Sami Meguetounif de la escudería Trident intentó un arriesgado adelantamiento, lo que provocó que sus ruedas se engancharon con otro coche, catapultando su monoplaza por los aires.
En una secuencia llena de terror para todos los aficionados, el auto de Meguetounif cayó invertido, aterrizando con toda su fuerza directamente sobre la cabina de Luke Browning, el impacto fue brutal y directo.
Sin embargo, la estructura de titanio de grado cinco del Halo, obligatoria en la F1 y sus categorías inferiores desde 2018, absorbió la monstruosa energía del golpe. Este dispositivo, por cuya implementación luchó incansablemente el fallecido director de carrera Charlie Whiting, es el protector definitivo para la cabeza de los pilotos.
La carrera fue detenida de inmediato con bandera roja, y la ausencia de repeticiones en la transmisión elevó la preocupación, pero el alivio llegó minutos después: tanto Browning como Meguetounif estaban ilesos.
Este suceso se suma a una lista creciente de “milagros e la pista” atribuidos al Halo, incluyendo las salvadas a pilotos como Romain Grosjean, Charles Leclerc y Guanyu Zhou de la máxima catgoría.
El incidente en Spielberg es un recordatorio de que la seguridad es un pilar en la velocidad extrema: el halo no es solo una adición a los monoplazas; es la protección que sigue escribiendo historias de escapes increíbles en la pista, validando cada día su indispensable presencia en el automovilismo moderno.