A solo unas horas de subirse al ring en el Allegiant Stadium, Saúl “Canelo” Álvarez y Terence Crawford protagonizaron la conferencia de prensa final, una auténtica batalla verbal que subió la temperatura de la que ya se perfila como una de las peleas más lucrativas en la historia del boxeo.
Con declaraciones que oscilaron entre el respeto y la confianza, ambos peleadores dejaron claro que, más allá del dinero, lo que está en juego es un lugar en la historia.
El campeón indiscutido de las 168 libras, “Canelo” Álvarez, se mostró sereno, pero implacable; su postura refleja la de un veterano que ha estado en esta situación innumerables veces, consciente de que la experiencia es su arma secreta.
Canelo enfatizó que su preparación no solo se centró en la fuerza, sino en la inteligencia para adaptarse al estilo de un rival tan esquivo como Crawford: “Mucha gente se enfoca solo en el tamaño... pero yo tengo más que eso. Tengo la experiencia y la inteligencia para adaptarme”, afirmó con convicción.
En un momento que resonó con la afición mexicana, el tapatío fue directo y sin rodeos, sentenciando: “No me va a ganar... Vengo a ganar y a hacer historia”.
El retador Terence Crawford, mantuvo la calma que lo caracteriza, pero sus palabras llevaban una carga de desafío; acostumbrado a ser el menos favorito, “Bud” abrazó el papel de “underdog”, viéndolo como una motivación más para sorprender al mundo.
“Me dijeron que nunca estaría donde estoy ahora”, confesó, con un dejo de orgullo por su trayectoria. Para Crawford, esta pelea es el clímax de una carrera brillante, el momento que ha buscado para cimentar su legado.
“Pedí a Canelo porque es un gran peleador... Esta es mi megapelea, es mi momento”, declaró, dejando claro que no vino a Las Vegas de paseo. Su advertencia final, “Voy a ser victorioso. Y todos van a hablar de ello el domingo”, dejó claro que está listo para la batalla y que está convencido de que su nombre estará en boca de todos al final de la noche.
El último careo, breve pero cargado de intensidad, fue la culminación de un ciclo de promoción que ha sido seguido con gran expectación.
Con la vista fija y sin parpadear, ambos peleadores se enfrentaron por última vez antes de que las palabras se conviertan en golpes.