La Selección Mexicana volvió a dejar dudas tras un gris empate 0-0 ante Uruguay en el Territorio Santos Modelo de Torreón, Coahuila. Aunque el combinado tricolor mostró momentos de superioridad, especialmente en posesión y llegada al arco rival, la falta de contundencia terminó por desatar la frustración de la afición.
Desde las gradas comenzaron a escucharse abucheos dirigidos a varios jugadores, seguido del polémico grito homofóbico hacia el portero rival y los tradicionales reclamos de “¡fuera Vasco!”, en referencia al entrenador Javier Aguirre. El ambiente, que inició con un apoyo tibio, se convirtió en un hervidero de molestia al paso de los minutos.
Edson estalló contra la afición
Al concluir el encuentro, la tensión se trasladó al túnel rumbo a los vestidores. Edson Álvarez, uno de los referentes del plantel, no pudo contener su molestia y terminó enganchándose con un sector de los seguidores.
Visiblemente irritado por los reclamos constantes, el mediocampista lanzó una frase cargada de ironía y frustración: “Qué lindo es estar en casa, qué lindo eh”, mientras avanzaba con gesto endurecido junto al resto de los futbolistas. Su comentario dejó claro que la relación entre jugadores y aficionados atraviesa uno de sus peores momentos.
Pésima relación con la afición preocupa a pocos meses del Mundial
Esta fractura no es nueva. Desde hace varios años, los malos resultados, las eliminaciones dolorosas y la falta de un proyecto sólido han deteriorado la confianza entre el público y la Selección.
La afición siente que el equipo no responde a las expectativas, mientras que los jugadores perciben una presión que a veces se convierte en hostilidad. A menos de un año para el próximo Mundial, esta distancia preocupa, pues la unión entre tribuna y cancha suele ser un pilar fundamental para el rendimiento del Tricolor.