La FIFA y Donald Trump se encuentran en el ojo del huracán a pocos días de que Gianni Infantino decidió otorgarle al presidente de Estados Unidos el primer Premio de la Paz por su labor social.
Lejos de ser un reconocimiento unánime, este gesto encendió alarmas dentro del entorno del futbol internacional, al punto de que, de acuerdo con el prestigioso medio The Athletic, se presentó una queja formal ante el Comité de Ética de la FIFA para exigir que se investigue a profundidad lo ocurrido.
¿Por qué piden investigar?
Según la información, la organización FairSquare, un grupo sin fines de lucro especializado en derechos humanos, migración laboral y gobernanza deportiva, ingresó una denuncia en la que acusa a Infantino de haber incurrido en “reiteradas violaciones” del principio de neutralidad política que rige a la FIFA.
Para ellos, el que Trump recibiera el primer Premio FIFA de la Paz no es un simple acto protocolario, sino un hecho que podría tener implicaciones de favoritismo político, uso indebido de la plataforma futbolística y un potencial daño a la credibilidad de los organismos deportivos.
FairSquare sostiene que la distinción entregada al mandatario estadounidense habría sido otorgada de forma poco transparente, por lo que exige una investigación completa sobre el proceso que llevó a Trump a ser elegido.
La organización señala que, desde su creación, el premio debía representar un símbolo de reconciliación y justicia social, pero que esta decisión contradice los valores que la FIFA asegura defender. Además, subraya que una institución tan influyente no puede usar el deporte como herramienta política o diplomática, especialmente en un contexto global donde la neutralidad debería ser absoluta.
La denuncia pide revisar cada paso del procedimiento, desde la concepción del premio hasta los criterios utilizados para seleccionar al ganador, pasando por el rol directo de Gianni Infantino en la nominación. FairSquare recalca que no se trata de un ataque personal contra Trump, sino de la necesidad de garantizar que la FIFA opere bajo estándares éticos firmes, sin privilegiar a líderes políticos ni afectar el espíritu del futbol mundial.
Esta controversia llega en un momento sumamente delicado, pues Estados Unidos será el país que albergará la mayoría de los partidos del Mundial 2026, un hecho que ya había generado críticas sobre la cercanía entre la FIFA y el gobierno norteamericano.
Ahora, con la entrega del Premio de la Paz a Trump y la denuncia formal sobre la mesa, el ambiente se carga aún más. Lo que debía ser una celebración global del futbol se ve rodeado de dudas, reclamos y un debate creciente sobre hasta dónde llega la influencia política en el deporte más popular del planeta.

