La noche del 13 de diciembre fue una de las más significativas para los amantes de la lucha libre, ya que John Cena vivió su última pelea como profesional, pero lo que más entristeció fue que no pudo despedirse con una victoria.
Su derrota generó un silencio brutal
En el día de su retiro, el luchador que marcó generaciones cayó ante Gunther por sumisión, algo que dejó un momento inolvidable y profundamente nostálgico para todos los fanáticos, puesto que su mantra siempre fue “Never Give Up” (Nunca te rindas).
Ahora, verlo rendirse en su última batalla fue una imagen desgarradora para muchos, un contraste absoluto con la figura invencible que durante años representó esperanza, resiliencia y entrega dentro del ring.
El combate, intenso y físico, mostró a un Cena luchando con el corazón, pero también con el peso del tiempo y del legado sobre sus hombros. Gunther, uno de los luchadores más dominantes de la actualidad, logró imponerse hasta obligarlo a rendirse, un gesto casi inédito en la carrera del 16 veces campeón mundial. Tras sonar la campana final, el silencio inicial dio paso a una ovación ensordecedora que reconocía no el resultado, sino la historia que se cerraba ante los ojos del público.
Con el rostro visiblemente emocionado, John Cena tomó el micrófono para dirigirse a la afición. Agradeció a los fans por acompañarlo durante más de dos décadas, aseguró que cada caída y cada triunfo fueron posibles gracias al apoyo incondicional del público y afirmó que, aunque esa noche perdió una lucha, se retiraba habiendo ganado una vida llena de recuerdos, aprendizajes y momentos inolvidables. “Ha sido un placer servirles todos estos años, gracias... Nunca se rindan en sus propias batallas”, dijo, dejando claro que su lema iba más allá del ring.
El legado de una leyenda
John Cena se despide como una de las figuras más grandes en la historia de la WWE. Durante más de 20 años construyó una trayectoria legendaria: campeón mundial en múltiples ocasiones, protagonista de WrestleManias, referente para niños y adultos, y símbolo de una era. Su impacto trascendió la lucha libre, convirtiéndose en un ícono cultural. Aunque su última pelea terminó en derrota, su legado permanece intacto y eterno.

