Joaquín Cosío se sinceró durante una entrevista con Yordi Rosado, y contó parte de la dura infancia que le tocó vivir. El famoso actor recordó cómo fue crecer sin sus padres y que por eso estuvo a punto de convertirse en sacerdote.
El actor de 59 años, nacido en Tepic, México, fue invitado al programa de entrevistas del conductor, y durante la amena charla, tocaron el tema de su niñez. La cual, según relató Cosío, no fue nada fácil, pues su madre murió cuando él era muy pequeño y tras esto, su padre dedició dejarlo a cargo de tres mujeres.
“Yo no vi a mis hermanos, al igual que mi padre”
Esas mujeres eran las tías de el también conocido como ‘Cochiloco’, quienes asumieron su crianza tras la pérdida de su madre. El actor era el más pequeño de los ocho hijos que tuvo la pareja; sus siete hermanos emigraron a Mexicali.
Mientras que Cosío debió quedarse en Nayarit con sus tías, porque nadie más podía cuidar del bebé, y perdió contacto total de su familia directa. Hasta que al cumplir su mayoría de edad regresó a su hogar y conoció a sus hermanos, y poco tiempo después, a su padre.
“Yo no vi a mis hermanos, al igual que mi padre, los reencuentro hasta que tengo 10 u 11 años. Mi padre tiene 96 años, es un roble”, dijo. Además contó que vivir con sus hermanos lo hizo muy feliz, pues todos se llevaban muy bien y se querían mucho.
“Llegué a ser monaguillo”
Asimismo, comentó que en su infancia no sintió la ausencia de su padre, pues nunca había compartido con él y no podía extrañar a alguien que nunca conociste: “Yo creo que, si uno crece sin saber que tiene un padre, puedes vivir así. Si no lo conoces no lo extrañas”, aseguró.
Y ante la ausencia de una figura paterna y por lo religiosas que eran sus tías, el actor confesó que veía a Dios como su padre. Por ello tenía la clara idea de convertirse en cura, “La presencia masculina en esa infancia fue la figura de Dios y Cristo imponente, esa es mi idea. Mis tías todos los días iban a misa y evidentemente yo fui muy religioso; iba 3 o 4 veces a misa. Llegué a ser monaguillo”, aseguró.
Debido a esa crianza muy religiosa Joaquín pensaba que su destino era seguir tal y como había sido criado, pero ya en su época de juventud esos planes cambiaron y poco a poco fue creciendo su deseo en ser el gran actor que es hoy en día.