Por varios años la bella Linda Evangelista permaneció fue de los focos y los lentes. y es que aquella modeló que deslumbró en los 90′s ya no es la misma. Y menos, luego de unas intervenciones que se hizo, que no lograron el cambio que esperaba.
En agosto de 2015 y febrero de 2016 se sometió a siete lipoesculturas realizadas por el método CoolSculpting. Ella quería eliminar grasa en la barbilla, los muslos y el pecho, pero ocurrió todo lo contrario.
Al poco tiempo empezaron a aparecer varios bultos en esas mismas zonas, un efecto secundario muy raro y bastante grave que tiene por nombre hiperplasia adiposa paradójica (HAP). En sus propias palabras quedó “permanentemente deformada” y “brutalmente desfigurada”.
Como era de esperarse la sumió en un ciclo de profunda depresión y tristeza del que ahora empieza a resurgir y mostrarse tal cual. “Yo amaba subirme a una pasarela. Ahora me da miedo cruzarme con algún conocido. No puedo vivir así nunca más, escondiéndome y con vergüenza. No podía seguir viviendo en este dolor durante más tiempo. Estoy decidida a hablar”, contó la modelo a People.
Confesó que los médicos se ofrecieron a hacerle las cirugías de corrección de manera gratuita, pero solo si firmaba un contrato de confidencialidad. Ella se negó a hacerlo y pagó por las intervenciones.
Agregó que por eso ahora puede alzar la voz y dar testimonio de su sufrimiento. Incluso pasó hambre para que su cuerpo dejase de sufrir cambios, pero ya era tarde. “No comía nada. Pensé que estaba perdiendo la cabeza. Me dijo que ningún tipo de dieta ni de ejercicio lo arreglarían jamás”, agregó.
La modelo decidió no esconderse más, y ante todo lo que ha vivido, de lo que poco a poco se ha ido recuperando emocionalmente, ha abierto una demanda contra Zeltiq, la compañía responsable de los aparatos de ese tratamiento, y le exige 50 millones de dólares en daños.
“No podía llevar un vestido si no llevaba una faja, me haría rozaduras hasta el punto de llegar a sangrar. Porque no es como grasa blandita rozándose, es grasa dura. No creo que los diseñadores quieran vestirme así”, finalizó.
Dijo que no ha terminado de contar su historia y que continuará compartiendo su experiencia para deshacerse de la vergüenza, aprender a quererse de nuevo y poder ayudar a otros en el proceso.