La Semana Santa del 2004 es prácticamente inolvidable para los creyentes de la iglesia católica y el cristianismo. Ese año se estrenó La Pasión de Cristo, la que es hasta ahora la película de clasificación R más taquillera de todos los tiempos, en los Estados Unidos. Bajo la dirección de Mel Gibson, Jim Caviezel interpretó a Jesucristo. Durante el rodaje ocurrieron una variedad de hechos insólitos que solo se pueden explicar a través de la fe.
La película recaudó 370.8 millones de dólares en los Estados Unidos y unos 611 millones en el mundo entero, dato no menor para un filme de este estilo, para nada comercial. Sólo para que tengan una idea, Iron Man 1 logró recoger 585 millones de dólares.
Mel Gibson tuvo esta idea de llevar la fe cristiana hacia una escalada mucho más representativa y que llegara a todos los públicos a nivel mundial. Su nombre detrás de la dirección iba a ser el impulso que necesitaba este filme.
Sin embargo, el también actor sabía lo que implicaba para los intérpretes adentrase en el mundo de la religión. “Va a ser muy difícil. Podrías acabar marginado de Hollywood”, le dijo a Jim Caviezel, quien hizo el rol de Jesucristo.
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El actor le pidió unos días para pensarlo y después le respondió: “Creo que tenemos que hacerlo, aunque sea difícil. Además, mis iniciales son J. C. y tengo 33 años. No me había dado cuenta hasta ahora”, Mel, sin haber notado esta particularidad, le dijo: “Me estás asustando”, según un hilo de Capitán Tercio en Twitter.
Para poder hacer el papel de Jesús de Nazaret, Jim tuvo que rebajar 20 kilos. Justo en ese momento lo alcanzó un rayo que le pudo quitar la vida. Y además, mientras rodaban accidentalmente le dieron dos latigazos (durante el viacrucis) que le dejaron heridas de unos 35 centímetros.
Pedro Sarubbi, actor que hizo de Barrabas cuenta cómo al mirar a Jim durante una escena notó como “sus ojos no tenían odio ni resentimiento conmigo, sólo misericordia y amor. Sentía que me estaba mirando Jesús de Nazaret.
Quienes trabajaron en el filme aseguran haber visto a personas vestidas de blanco dando consejos al equipo de producción y al cast. Lo extraño es que nadie sabía quienes eran y nunca más los volvieron a ver. Después de todo esto, el actor de Judas (Luca Lionello), confeso ateo se convirtió en cristiano y bautizó a sus hijos.