La celebración por el 35 aniversario de la banda española Mägo de Oz fue tan poderosa que hechizó a 20 mil fanáticos que se dieron cita este sábado por la noche en la Arena Ciudad de México, en el concierto Diabvlvs In Opera II que se extendió hasta la una de la madrugada.
Acompañados por una orquesta, los músicos interpretaron canciones que reflejan su extensa trayectoria, como Satania, Jesús de Chamberí, Ahora voy a salir, Finisterra, La dama del mar, El que quiera entender, que entienda, Y serás canción, Requiem, entre otras.
Luego de la apertura que se prolongó por una hora, la banda comandada por Txus tomó el control del escenario y por más de tres horas dejó en claro que el Mägo de Oz sigue el rumbo de su camino amarillo, que cerró magistralmente al interpretar dos infaltables en su repertorio: Molinos de viento y Fiesta pagana.
“Más de 20 mil personas disfrutan con el Diabulus In Opera II de Mägo de Oz. ¡¡Miles de gracias a nuestros amigos mexicanos por esta increíble acogida!!”
— La banda en su cuenta de Twitter
En el concierto salió a relucir una bandera de México, que fue utilizada como capa, lo que les le podía traer problemas al violar la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 8 de febrero de 1984.
Dicho ordenamiento refiere que es ilegal alterar, modificar o utilizar de manera inadecuada cualquiera de estos símbolos.
Por su parte, los fans se prendieron al corear las canciones; aunque algunos afirmaban que Rafa Blas no estaba preparado para estar al frente de Mägo de Oz y expresaban su desencanto ante la ausencia de Zeta, que por problemas de salud, pero también por diferencias con Txus, dejó de ser vocalista de la agrupación.
Otros más decían que la orquesta se perdió, que no sonaba tan intenso como lo esperaban, lo cual refleja el nivel de exigencia que los mexicanos mantienen hacia el grupo; sin embargo, eso no fue impedimento para que Rafa Blas y Tete Novoa, entre otros, prendieran el escenario y a todos los asistentes al recinto.
Afuera de la arena ubicada en el norponiente de la Ciudad de México, la gente que aguardaba a sus hijos —porque entre muchos de los asistentes había menores—, hermanos o amigos no daban crédito de que el concierto se haya extendido más allá de la medianoche, “la mayoría terminan a partir de las 11:30 u 11:40″, decían, pero este llevó las manecillas del reloj hasta la una de la madrugada.
Y mientras una leve llovizna amenazaba con congelar a la gente que hasta pasada la una de la mañana esperó afuera de la Arena a que terminara el concierto, adentro la adrenalina fluía, el hechizo hacía efecto.