Bono, líder de U2, compartió cómo fue llevar al cine su espectáculo unipersonal Stories of Surrender, basado en sus memorias y en la gira del mismo nombre. La cinta ya está disponible en Apple TV+ y es el primer largometraje grabado en Apple Immersive Video.
El proyecto es una exploración visual audaz y lírica del espectáculo unipersonal de cantante irlandés, y está basado en sus célebres memorias, “Surrender: 40 Songs, One Story,” y la gira de libro/show que lo acompaña. La película es dirigida por el cineasta Andrew Dominik.
Mientras abre el telón sobre una vida extraordinaria y la familia, los amigos y la fe que lo han desafiado y sostenido, también revela historias personales sobre su viaje como hijo, padre, esposo, activista y estrella de rock.
Además, en la película presenta a Bono interpretando muchas de las canciones icónicas de U2 que han dado forma a su vida y legado.
¿Cómo fue trabajar con el equipo de colaboradores que te permitió ser tan emocionalmente vulnerable?
— Es curioso. Conforme los hombres envejecen, se vuelven menos flexibles… y sus egos, más frágiles. Lo he visto en mis compañeros de banda. Pero cuando estamos juntos en el escenario, nos sentimos fuertes. Esta vez estaba solo, así que necesitaba grandes colaboradores. Andrew Dominik fue perfecto: es muy bueno trabajando con personas que no son actores. Me encantó su película Chopper y también lo que hizo con Nick Cave.
También estuvo Eric Messerschmidt, un director de fotografía increíble que encontró el propio Andrew. El equipo de Brad Pitt en Plan B fue maravilloso. Y Apple… bueno, ellos me permitieron cantar en el Teatro San Carlo, la ópera más antigua del mundo, en Nápoles. Mi padre adoraba la canción Come Back to Sorrento, y allí pude cantarla como si fuera él. Fue una experiencia muy significativa.
¿Cómo elegiste las historias que ibas a compartir del libro y de tu vida?
— Veo Stories of Surrender como una pequeña ópera, y cada familia es un poco una ópera. El verdadero protagonista no soy yo, es mi padre. Él era tenor, un cantante bastante bueno. Me decía que yo era un barítono que creía ser tenor. En esa frase me definió perfectamente. Esta película es mi forma de intentar entender cómo llegué hasta aquí.
Mi padre era católico y mi madre protestante, en un país dividido por cuestiones religiosas. Esa tensión me llevó a abrazar la no violencia y a buscar una fe no limitada por etiquetas religiosas. También quise hablar de lo divertido que fue estar en una banda y de enamorarme: empecé a salir con Ali, mi esposa, la misma semana en que me uní a U2. Fue una semana extraordinaria para detenerse y mirar atrás.
En la película cuentas una anécdota muy graciosa sobre tu padre con la princesa Diana. ¿Te ha pasado algo similar, que alguien te sorprendiera?
— Sí, elijo a Nelson Mandela. Me hizo reír mucho. Tenía humor y humildad. Me mostró la celda de Robben Island donde estuvo preso tantos años. Le pregunté qué lo mantuvo cuerdo y me dijo que leer. ¡Leía libros que les pasaban a escondidas! Para mí, como escritor, es una inspiración. Las palabras importan.
¿Cuál fue el aspecto más gratificante de hacer este proyecto?
— Cuesta creer que lo logré. La banda me dio permiso para hablar de ellos. Ali me dio permiso para hablar de ella. Mi familia también. Soy un poco exhibicionista, lo sé, pero esto fue llevarlo al extremo.
Los rockstars a veces usamos armaduras: espadas, escudos… Para este proyecto, tuve que dejarlos todos, mostrarme tal como soy y dejar que la gente se riera o llorara conmigo. Intenté expresar mi fe: en la banda, en mi esposa, en Dios… y en esta idea de rendirse, de soltar el control y confiar en algo superior.
Siempre has sido un pionero en tecnología. ¿De dónde viene ese interés?
— En U2 siempre buscamos innovar. Al principio con pantallas gigantes en los estadios, intentando acercarnos a la gente. Incluso cuando teníamos 17 años y tocábamos en un club punk llamado McGonagall’s, teníamos un pequeño teatro de sombras al lado del escenario. Siempre buscamos nuevas formas de conectar con el público. Desde Fear and Loathing in Las Vegas hasta ahora con el Vision Pro.
¿Qué esperas que el público saque de esta película?
— Escribí el libro porque cuando te vuelves famoso, puedes convertirte en una caricatura. Como un superhéroe sin dimensión. Y yo no soy un buen superhéroe. Me volví una caricatura. Quise devolverme algo de humanidad, dejar que mi familia, mis amigos y mis fans vieran quién soy en realidad. No soy buen actor. Solo puedo ser yo. Aunque… sí, me sigue gustando el show, no lo voy a negar.
Estabas en la preparatoria cuando se formó U2. ¿Recuerdas otros nombres que consideraron para la banda?
— U2 es un juego de palabras… malo, lo admito. Pero nos gustaba cómo se veía. Larry Mullen decía que tenía el tamaño perfecto para una camiseta. Muy práctico él.
¿Algo raro o sorprendente que te haya pasado últimamente?
— No hace falta buscar mucho: todo lo que está fuera de esa ventana es raro y sorprendente.