Patrick Wilson ha pasado por múltiples etapas dentro de El Conjuro: desde el escepticismo, pasando por el éxito en taquilla, hasta llegar a creer en lo paranormal gracias a su interpretación de Ed Warren. En charla con Publimetro, compartió cómo vive el cierre de este capítulo con el estreno de El Conjuro 4: Últimos Ritos, donde experimentó tanto momentos divertidos como llenos de horror.
El 19 de julio de 2013, hace 12 años, se estrenó la primera película de El Conjuro. ¿Tenías alguna idea del camino que iba a empezar para ti ese día?
—No. James [Wan] y yo sabíamos que, si lográbamos hacer bien la primera, al menos habría una segunda. Pero ahora, hacer cuatro películas de El Conjuro, ver el éxito —cuatro de El Conjuro más las de Annabelle y La Monja— y todo lo que ha crecido este Universo… no, eso no lo vi venir. Desde el principio, creo que, por la propia estructura, estaba listo para convertirse en la serie adecuada. Seguir a una familia, mostrar sus triunfos y dificultades, y al mismo tiempo tener un nuevo caso cada vez… eso es como un sueño para cualquier productor. Es muy inusual para una franquicia de terror, que normalmente sigue a la víctima o al asesino. Aquí no era ninguno de los dos, aunque a veces también somos víctimas, y estaba planteado de una forma tan innovadora. Yo sabía que, en las manos correctas —que, por supuesto, eran las de James Wan— tendríamos al menos un par de películas. Nunca pensé en cuatro, ni que trabajaríamos en dos con Michael Chaves. Ha sido una bendición.
James Wan y Peter Safran son los arquitectos del universo de El Conjuro. ¿Qué hace que esa dupla creativa sea tan exitosa?
—Peter era un representante con mucha trayectoria, y cuando eres una persona creativa y estás acostumbrado a fomentar la creatividad, te das cuenta de que había encontrado a alguien muy especial. James ya tenía una carrera exitosa, pero después de La Noche del Demonio redefinió incluso su propio género. Creo que Peter vio en él a un artista dispuesto, con un enorme respeto por el género, un gran talento como cineasta y un entendimiento profundo del público. Después de lo que hizo con Saw en sus veintes y luego con La Noche del Demonio, estaba claro que era un cineasta destinado a redefinir el género. Y Peter le tuvo fe. Y al final, eso es todo lo que uno quiere como artista: alguien que crea en tu visión y que la respalde. Cuando James decía: “Quiero que El Conjuro viva como El Exorcista”, Peter le creyó y dijo: “Perfecto, hagámoslo”. Esa fe es lo que quieres en un socio.
¿Qué fue lo que te atrajo de Ed Warren?
—Incluso antes de abordar a los personajes, Vera [Farmiga] y yo simplemente nos entendimos. Conectamos. Ella toma en serio su trabajo y su familia es lo más importante, al igual que para mí. Eso se refleja en pantalla. En cuanto a Ed, me fascinaba. Me encanta interpretar a personas firmes en sus creencias, incluso si están muy alejadas de las mías. Eso me daba un punto de apoyo: él era la roca en medio del caos, el balance perfecto de Lorraine. Esos opuestos fueron hermosos de explorar.
Llegaste a conocer a Lorraine Warren en la vida real. ¿Qué significó eso para ti?
—Muchísimo. En las dos primeras películas fuimos a visitarla antes de cada rodaje, y pasamos tiempo con ella, con Judy y Tony. Recorrimos la sala de artefactos, jugamos con las gallinas… siempre había un sacerdote allí. Eso nos dio mucho color. Incluso aportamos ideas al guion: que Ed pintaba, que tenían gallinas. Y se quedaron en la saga. También Lorraine aparece en la primera película: en la escena donde explico cómo Annabelle llegó a manos de los Warren, ella está en el público. Fue muy especial. Recuerdo que ella me dijo algo que siempre llevo conmigo: “No todos los fantasmas son malos”. Le conté que en mi casa, distintas personas habían escuchado voces de niños. Y ella respondió: “Probablemente solo querían jugar”. Eso cambió mi visión.
¿Cómo te sientes al dejar atrás a Ed después de interpretarlo tanto tiempo?
—Es difícil. Soy un actor que siente que aún tiene mucho por dar, y me cuesta soltar algo así. Lo más duro es aceptar que se acabó. Porque hay una parte de mí que piensa: “Tengo que encontrar algo más para hacer con Vera, no sé qué, pero algo”. Para mí, Ed Warren soy yo. No me parezco al Ed real, pero mi versión de Ed es parte de mí. Así que ya veremos.
El caso Smurl: horror en Pensilvania
El caso Smurl, en el que se inspira El Conjuro 4: Últimos titos, ocurrió en Pensilvania durante los años 80. La familia afirmó ser víctima de una presencia demoníaca que los atormentó en su hogar con ruidos, olores nauseabundos, apariciones y ataques físicos. Ed y Lorraine Warren investigaron el caso, lo documentaron en libros y entrevistas, aunque enfrentaron gran escepticismo de vecinos y la Iglesia. Para los Smurl, fue una experiencia traumática que marcó sus vidas para siempre.
¿Cuándo se estrena?
4 de septiembre se estrena en salas de cine.