Ricardo O’Farrill es uno de los comediantes más influyentes de su generación. Conocido por consolidar el stand up en México y por sus shows que mezclan irreverencia, vulnerabilidad y crítica social, ha logrado un lugar especial dentro de la comedia. Pero su trayectoria también ha estado marcada por polémicas, momentos personales difíciles y debates públicos que lo llevaron a ser tendencia en más de una ocasión.
<i> “Hemos madurado para entender que Internet no es un sitio real sino que es completamente ficticio”</i>
— Ricardo O'Farrill
Hoy, con Corto Circuito, una historia de ebriedad y sobriedad, su más reciente espectáculo, Ricardo O’Farrill cierra un ciclo personal y profesional. Entre la risa y la confrontación, el comediante reconoce que este show le permitió reconstruirse, sanar heridas y al mismo tiempo conectar con un público que encontró en su humor un espejo de resiliencia.

Un show que se volvió espejo de vida
“Encontré un show en donde pude fortalecer mi autoestima y a la vez poder encontrar que ayudé a personas de cierta manera con este mismo éxito”, compartió en entrevista con Publimetro.
Ricardo ha recibido testimonios entrañables: “Nos comparten experiencias bastante bonitas de recuperación y cómo este show nos ha ayudado. Porque creo que en la vida te vas a topar sí o sí con una persona adicta. Y, muy poco probable, pero puede que te toque ver una persona que tenga algo similar a un brote psicótico, que pierda la cabeza un tiempo y que este show sirva de herramienta para comprender y decir: no está loco, no hay que mandarlo al carajo, simplemente está teniendo un mal momento”.
El comediante incluso recordó un caso reciente: “Justo pasó hace poquito en Estados Unidos con Lil Nas X. Sí lo viste que andaba en la calle, desnudo, rapeando. Le hicieron las pruebas y no había nada de drogas en su sistema. Simplemente se le botó. Entonces, que baje este prejuicio social. Está loco, ¿no? Y sea como: bueno, ¿cómo atender esto? ¿Esto puede existir? ¿Cómo comprender al adicto si te topas con uno en la vida? No comprenderlo para mimarlo, sino comprenderlo como para decir, bueno, ya sé cómo tomar distancia, ya sé cómo posiblemente ayudarlo”.
La comedia como catarsis y terapia
Para Ricardo, transformar su historia en un espectáculo ha significado también un proceso personal.
“Para mí lo ha sido. Para el público no les he preguntado. Pero lo que procuro mucho es que sea comedia antes que nada. Antes que cualquier cosa y cualquier mensaje que yo te quiera dar, yo quiero que te rías de una anécdota que cuando se vivió estuvo muy gacha, pero que ahora te puedo contar de una manera muy chistosa. Y que además hay muchos detalles que el público no conoció, que no se vieron en redes ni en televisión, y que en el escenario te voy a dar la exclusiva de varias cosas extras que pasaron, que resignificándolas, como debe ser en la terapia, resultan muy chistosas”.
El rol de la comedia en una sociedad que juzga
O’Farrill se asume parte de una generación que consolidó el stand up en México y que, con ello, también enfrenta prejuicios y debates sobre los límites del humor.
“Yo me veo como un… ¿cómo dice Bill Bull? Un chango que baila. Somos changos que bailamos. Y mi objetivo es hacerte reír. Quizás si cruzas una línea y te ofendes, pues quizás no eres el público de comedia. Pero no, sin miedo a la cancelación. Ya me autocancelé yo solo, entonces ya no le tengo miedo a eso”.
Sobre si la comedia sana o confronta, Ricardo lo tiene claro: “Las dos. Depende de donde se haga, porque hay comedia que puede hacerse desde el odio y hay comedia que puede hacerse desde el amor. Y creo que esos dos se pueden confrontar en un escenario y jugar juntos. Sana, pero también ayuda a ponerle ojo a ciertos temas que a veces fuera de la comedia la gente no se atreve a hablar”.
Para él, existen filtros naturales al escribir un chiste: “Creo que mi criterio es: si es más chistoso que agresivo, funciona. Si es más agresivo que chistoso, no funciona. Y no te vas a acabar la carrera por 30 segundos de chiste. Mejor lo sacas del show y ya. Para eso sirven los escenarios de micrófono abierto: vas y haces ese chiste frente a 50 personas y les parece ofensivo. Ah, pues no creo que jale con diez mil personas entonces”.
Fechas, cierres y la “última ronda”
Aunque acaba de terminar sus presentaciones en México, Ricardo adelantó lo que viene en su agenda: “Hay todavía fechas en México. Faltan unas más por anunciar. Para diciembre estaré haciendo los últimos días de diciembre unas fechas de Navidad, pero ninguna de ellas va a pisar la Ciudad de México. Tengo unos shows con Carlos Vallarta, Coco Seixas y Lalo Gama. Estarán por Puebla, Querétaro, Guadalajara”.
Y anuncia un cierre muy esperado: “Sí, habrá algunas fechitas extra el próximo año que les llamamos la segunda vuelta. De hecho, se va a llamar La última ronda. Después de eso, ya haremos Auditorio Nacional y esa es ya la última fecha. Nada más vamos a anunciar una extra para la grabación y vamos a finalizar ahora sí el ciclo de Corto Circuito”.
Ricardo O’Farrill frente a las polémicas
Las redes sociales han sido escenario de muchas de sus controversias, pero el comediante asegura que aprendió a no engancharse.
“¿Para qué pierdo tiempo? Tengo mejores cosas que hacer. Tengo muchas más cosas más divertidas que hacer que meterme en una polémica. Hace poco algo dijo el Tematch y andaba yo como borracho hablando solo, mentándome a mi madre y no me enteré ni qué dijo. Entonces, no, creo que el Ricardo y el Ricardo comediante son el mismo y a lo largo de los años hemos madurado para entender que Internet no es un sitio real sino que completamente ficticio”.
Un presente pleno
Lejos de los tropiezos, Ricardo cierra este ciclo con satisfacción: “Estoy muy contento. Estoy muy feliz, estoy pleno, estoy lleno. Me encanta estar de tour. Me da un gran significado en vida. Estoy muy enamorado. Me siento feliz, pleno”.