Alejandro Sanz volvió a demostrar por qué su música ha marcado generaciones. La primera de sus tres noches en el Auditorio Telmex (Guadalajara) fue un viaje emocional entre éxitos, confesiones y complicidad con un público que lo aclamó de pie.
“Qué gusto verles aquí. Muchas gracias por venir, por acompañarnos esta noche. La primera de tres noches que vamos a estar aquí en Guadalajara. Ya saben que tengo un gusto especial por esta ciudad. Así que, hoy tengo un placer de estar bien. He estado preparándome todo el día, he hecho muchas cosas para poder estar esta noche aquí y cantarles como ustedes se merecen. Para que lo pasen bien, lo disfruten y nada, cualquier reclamación y eso pues se la guardan para ustedes y nada. Les quiero muchísimo, muchas gracias por estar esta noche aquí y que lo disfruten”.
Así arrancó la velada en la que Sanz recordó que Guadalajara ocupa un lugar especial en su vida, pues aquí creció su hija Manuela. El cariño fue mutuo: los tapatíos se dejaron llevar por cada acorde, cada frase y cada gesto del artista madrileño.
El setlist abrió con Desde cuándo, seguido de Capitán Tapón y La música no se toca, con los que marcó el tono nostálgico y poderoso de la noche. Entre canciones, el público coreaba y Alejandro se acercaba a la orilla del escenario, tocaba manos y sonreía.
Llegaron los momentos íntimos con Por bandera, acompañado solo por la guitarra al final, y con Bésame, donde las voces del coro elevaron la emoción. A continuación, Sanz interpretó A la primera persona y Mi soledad y yo, otra vez con una guitarra desnuda que envolvió el Auditorio Telmex en un silencio reverente.
El concierto continuó con El vino de tu boca y la colaboración de su banda en Try to Save Your Song, con Karina, Cris y Mike. Después, las notas de Quisiera ser y Hoy no me siento bien dieron paso a un medley y a temas como Regálame la silla y Amiga mía, coreados con fuerza por el público.
Uno de los momentos más celebrados llegó con “Deja que te bese”, donde Sanz jugó con la audiencia y dedicó sonrisas cómplices. El viaje musical prosiguió con “Cuando nadie me ve”, El alma al aire y la entrañable Mi marciana.
El tramo final incluyó himnos de su repertorio para finalmente el inevitable Corazón partío, que puso de pie a todo el Auditorio.
Con humor y cercanía, pidió al público: “Así que, si quieren gritar, ahora es el momento y si no, ya luego no griten más. Bueno, pues ya está, ¿no? Ya está liga, ¿no? Ya han presentado a todo el mundo y ya. Y ahora yo canto y ya está, ¿vale? Bueno, por cierto, esto de aquí es Guadalajara”.
Antes de despedirse, Alejandro compartió una reflexión:
“Es que me gustaría que nos despediéramos primero con esta canción. Se nota que no lo tengo ensayado esto de despedirme, la verdad. Pero bueno, acabamos de empezar la gira, entonces aprenderé. Pero esta canción para mí resume muchas cosas. También la cantidad de años que llevamos en esto. La cantidad de años que llevamos viniendo también aquí a cantarles. Y creo que es un bonito resumen de lo que pasa en la vida de un artista durante tanto tiempo. No sé si me explican. Bueno, se los canto y ustedes deciden, ¿vale? Os quiero un chingo”.
Así, entre risas, confesiones y un repertorio que repasó lo mejor de su carrera, Alejandro Sanz se dejó querer por Guadalajara y prometió volver a hacerlo en las dos noches restantes.
El cantautor español tiene dos conciertos más en Guadalajara; sábado y domingo.
