El inicio del Sad Boyz Tour de Junior H en Tijuana se transformó en una noche de caos y frustración para miles de asistentes, al sufrir un retraso que superó las cinco horas y obligó al cantante de corridos tumbados a subir al escenario bien entrada la madrugada.
Programado originalmente para las 20:30 del domingo 9 de noviembre en la explanada del Estadio Caliente, el concierto no vio al artista sino hasta las 2:24, o cerca de las 3:30 a.m. según otros reportes, encendiendo la ira colectiva de un público que esperaba impaciente.
El monumental retraso, que se extendió por casi siete horas para algunos de los asistentes más madrugadores, fue atribuido por el propio Junior H a problemas climáticos que impidieron el aterrizaje de su vuelo en Tijuana, forzando un desvío a Mexicali y un trayecto terrestre posterior.
La justificación, aunque legítima, no logró calmar los ánimos. El público, que en muchos casos había llegado desde las 5 de la tarde, experimentó una espera que, para algunos, superó las ocho horas.
La frustración se tradujo en una deserción masiva. A pesar de que el evento se había vendido en su totalidad, cientos de fanáticos optaron por abandonar el recinto antes de que el show comenzara.
En plataformas como TikTok e Instagram, miles de asistentes mostraron su enojo por el retraso, supuestamente, de más de cinco horas, compartiendo videos del aglomeramiento y reportando casos de desmayos debido al cansancio y las largas horas a la intemperie.
Las peticiones de reembolso se multiplicaron al instante, acompañadas de una ola de críticas hacia la organización por la falta de comunicación.
La pregunta central que resonó en la noche fue: ¿Por qué no se canceló el evento? Aunque Junior H sí se presentó, dando un concierto que, según reportes locales, concluyó cerca de las 6:00 de la mañana, las molestias persisten. El foco de la controversia se centra en la presunta suposición de que la decisión de subir al escenario, pese a la hora indebida y el público visiblemente mermado, fue una maniobra corporativa.
La intención de la promotora y la boletera, especulan los afectados en redes, sería la negación a pagar un reembolso a los miles de asistentes, amparándose en el hecho de que el artista sí cumplió con presentarse, aunque fuera en un horario completamente fuera de lo habitual.
Al no haber una cancelación formal, la obligación legal de devolver el dinero se anula, dejando a los fans con un espectáculo tardío y una sensación de burla. Hasta el momento, ni el artista ni la compañía encargada de la venta de entradas han emitido un comunicado oficial sobre la posibilidad de una compensación económica.

