La muerte de su madre Ernestina marcó un antes y un después en la vida de Camila Sodi. Y aunque el dolor siempre deja cicatrices, también abrió en ella una puerta inesperada: la escritura como refugio, como honestidad y como un camino para conectar con otros. De ese proceso nació El pequeño libro del duelo, un libro que —dijo— nunca fue un diario ni un ejercicio íntimo para guardar, sino un proyecto que desde el primer día supo que debía compartir.
“Desde que empecé a escribir, sabía que era un libro. Que no era un diario, que no era nada más para mí. Sabía que era un libro que tenía que compartirle a la gente”, comenta Camila. Su proceso comenzó en los meses más crudos tras la muerte de su madre, un momento que ella describe como una apertura total: vulnerable, honesta y sin filtros. “Lo escribo durante el duelo de mi madre, que es el vehículo por el cual empiezo a contar la historia”, compartió durante su paso por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
Aunque el libro podría entenderse como un ejercicio para abrir nuevas puertas emocionales, para Camila ocurrió lo contrario: ya estaban abiertas. “No creo que abrí ninguna puerta sentimental con este libro. Pero creo que ya estaba tan abierta, y ya había abierto la puerta principal del duelo, del dolor. Entonces volqué todo en la escritura”.
Ese estado de vulnerabilidad definió el tono de El duelo: “Es un libro bastante honesto y crudo”.
Cuando se le preguntó qué es lo más difícil de aceptar en un proceso como este, Camila detiene la respuesta: “Es difícil responder porque es muy personal. No creo que en el duelo nada es una talla para todos. Una talla no le queda a todo el mundo”.
Para ella, lo universal no está en el dolor mismo, sino en la posibilidad de acompañarse:
“Lo que sí podemos es compartirnos las herramientas que nos ayudaron a transitarlo mejor”.
Sobre si hubo algo que decidió no escribir, la respuesta es inmediata: “No, para nada. Fui totalmente honesta con lo que estaba escribiendo. No hay nada que dejé afuera. Y no habría razón para hacer algo así”.
Cuando se le pidió una sola frase para alguien que vive un duelo, Camila responde con una mezcla de compasión y esperanza: “Le diría que no está solo, que si se lo permite puede abrirse a este club de los huérfanos que somos muchos y que nos podemos apoyar y contener entre todos”.
Impacto en la maternidad
Aunque escribir sobre el duelo fue catártico, Camila aclaró que no cambió su manera de maternar: “Mis hijos viven con esta mamá hace 18 años. Ellos conocen cómo pienso, todo el día escuchan mis opiniones y mi guía”. Sin embargo, sí admite que su lectura los conmovió profundamente: “No creo que para ellos haya muchas sorpresas dentro del libro, pero sí los conmovió muchísimo cuando lo leyeron”.
Este año estrenó en Estados Unidos la serie de época El Dentista, un thriller lleno de acción y ambientado en otra época: “Está muy bien hecha, muy emocionante y muy divertido andar en carro, en caballo y traer esos corsets. Los que viven en Estados Unidos ya la pueden ver; pronto llegará a México”. A la par, Camila sigue explorando su faceta como escritora: “Sigo haciendo lo que más me gusta hacer, pero ahora explorando una nueva parte de mi creatividad a través de mi escritorio”.
Lema favorito de su mamá
En el libro aparece un lema que escribió Ernestina Sodi: ¡Embárrate la vida! Al preguntarle si podría convertirse en canción, su respuesta fue espontánea: “No lo había pensado. Todo puede ser”. Incluso imagina el ritmo: “Algo así como Buenos Días, Señor Sol, optimista y hermosa”.
Navidad: refugio emocional
Camila confesó que la Navidad es una de sus épocas favoritas: “Me gusta muchísimo el frío, la nieve, los regalos, darlos, el olor a vino”. Y en Día de Muertos encuentra un abrazo cultural que la acompaña desde niña: “Mi flor favorita es el cempasúchil por su olor… me recuerda muchísimo a mi infancia”.
Sueño de Camila Sodi
Cuando se le preguntó con qué sueña hoy, la actriz y escritora sonríe: “Sueño un montón, como viste en el libro”. Y luego soltó una respuesta que, aunque suene simple, refleja su estado emocional actual. Va a sonar muy Miss Universo: “Sueño con la paz mundial. Sueño con que alguna vez pueda existir un mundo donde podamos ser buenos los unos con los otros. Que podamos tener más empatía, más compasión. Que el mundo ya es demasiado convulso y caótico como para hacerlo más difícil entre los humanos”.