Llega este 14 de diciembre La Guerra de los Reinos (War of the Kingdoms), una ambiciosa miniserie alemana de seis episodios que apuesta por la fantasía épica desde una mirada cruda, artesanal y profundamente humana. Con batallas sangrientas, intrigas políticas, romances imposibles y criaturas legendarias, la producción retoma el mito del Cantar de los Nibelungos para ofrecer una versión contemporánea, poderosa y visualmente imponente, creada por el equipo detrás de Resident Evil.
La historia está protagonizada por el actor holandés Gijs Naber, quien da vida a Hagen de Tronje, y por Jannis Niewöhner como Sigfrido, dos hombres destinados a enfrentarse hasta las últimas consecuencias. El elenco se completa con Lilja van der Zwaag como Kriemhild, Rosalinde Mynster en el papel de Brunhild, y Dominic Marcus Singer como el rey Gunter.


Ambientada en un mundo medieval brutal y fascinante, la trama sigue el destino de Kriemhild, hija de un rey, criada para cumplir un rol impuesto desde su nacimiento. Su vida cambia radicalmente con la llegada de Sigfrido de Xanten, un guerrero fuerte, carismático y peligroso que sacude no solo su corazón, sino el equilibrio del reino entero. Entre ellos se interpone Hagen, el taciturno maestro de armas, leal hasta el sacrificio, que guarda en silencio su amor por Kriemhild. Obligado por el deber a renunciar a ese sentimiento, su decisión marcará el inicio de una traición que resonará en toda la historia.
Mientras las guerras se libran fuera de los muros, la corte de Borgoña se convierte en un hervidero de celos, ambición y luchas de poder. El rey Gunter busca desposar a la legendaria valquiria Brunhild, una guerrera temida y admirada cuyo corazón permanece atado al hombre que alguna vez la engañó. En ese contexto, La Guerra de los Reinos también plantea un eje central: la emancipación de Kriemhild, una mujer atrapada entre el deber dinástico y el deseo de forjar su propio destino, que poco a poco intenta convertirse en la voz de una nueva generación dividida entre el poder, la obediencia y la rebelión.
Detrás de esta ambiciosa producción se encuentra el productor Jan Ehlert, quien mantiene un vínculo personal con la historia desde la infancia. Recordó haber escuchado una y otra vez el relato del Nibelungo en casetes de audio cuando era niño, una experiencia que hizo que la saga lo acompañara prácticamente toda su vida. Años más tarde, ese lazo se transformó en un proyecto profesional cuando, dentro de Konstantin Film, surgió la posibilidad de adaptar el universo de los Nibelungos desde una nueva perspectiva.
“Bueno, si haces una serie de este género, siempre trabajas con los clichés del género, así que siempre quisiste que fuera una serie de fantasía. Así que intentas no destacar. Intentas integrarte. Pero, por otro lado, esta no es una serie estadounidense. Esta es una serie europea financiada desde Europa, especialmente desde Alemania. Y, ya sabes, es obvio cuando empiezas a trabajar en una serie como esta, que una serie como Juego de Tronos ya existe. Así que, si te fijas en Juego de Tronos, ¿con qué trabajan? ¿Qué hacen? Y eso son dragones", explicó el productor.
Para luego continuar: “Y hay mucha animación generada por computadora y cosas así. Y también necesitamos un dragón en nuestra historia, porque en la historia original, hay un dragón que es derrotado. Y por eso Sigfrido es invulnerable. Pero queríamos hacer todo lo posible, no a nivel digital, ni a nivel de efectos visuales, ni a nivel de... bueno, es básicamente de yeso y realmente frágil. Queríamos que la creación del mundo, especialmente la de un mundo que pareciera lo más real, por así decirlo, y artesanal posible. Y ahí es donde pusimos el mayor esfuerzo”.
El punto de inflexión llegó al obtener los derechos de la novela Hagen, de Wolfgang Holbein, que coloca al maestro de armas como eje del relato, la misma mirada que adopta la serie. A partir de ahí comenzó un largo proceso creativo de desarrollo de guiones, reescrituras y búsquedas narrativas que se redefinió por completo con la incorporación de Cyril Boss y Philipp Stenner como directores y guionistas. Juntos construyeron una versión moderna del mito, pensada para dialogar con el público actual sin perder la esencia trágica y épica del material original.
Uno de los mayores desafíos fue la decisión de contar esta historia de manera doble: como película y como serie, casi de forma simultánea. Para Ehlert, se trató de una experiencia inusual, exigente y al mismo tiempo estimulante. La idea fue ofrecer dos experiencias distintas dentro del mismo universo: una película narrada principalmente desde la perspectiva de Hagen y una serie que ampliara la mirada hacia todos los personajes. No se trata de una versión extendida o reducida entre formatos, sino de dos relatos que comparten inicio y final, pero que incorporan escenas exclusivas y transiciones propias.
Esta producción híbrida, poco común incluso dentro de la industria alemana, implicó un proceso creativo constante entre ambos formatos. Los mismos directores y guionistas trabajaron de forma paralela en la película y la serie, ajustando detalles, regresando a escenas y asegurándose de que ambas versiones conservaran coherencia sin perder identidad propia.

El trabajo de casting fue otro elemento clave. Para el productor, recrear un mundo medieval no significó copiar la historia de forma literal, sino construir una atmósfera que se sintiera fría, cruda, sangrienta y monumental, pero emocionalmente cercana al espectador contemporáneo. La elección de los actores respondió tanto a la química entre personajes como a la capacidad de transmitir la dureza de un mundo donde viajar entre Borgoña e Islandia implicaba un riesgo extremo y una distancia casi inimaginable.
Ese enfoque se refleja especialmente en el ejército de Sigfrido y en los Nibelungos, concebidos como un grupo diverso, integrado por personajes de distintas partes del mundo, con una estética que recuerda a una hermandad legendaria. El vestuario, diseñado desde etapas tempranas del proceso, fue fundamental para terminar de moldear a cada personaje y reforzar la sensación de un universo amplio y peligroso.
Dentro del género fantástico, La Guerra de los Reinos busca diferenciarse desde su identidad europea. Aunque reconoció la influencia inevitable de producciones como Game of Thrones, la serie evita apoyarse exclusivamente en grandes despliegues digitales. Si bien la historia incluye un dragón —clave en el mito original y en la invulnerabilidad de Sigfrido—, la apuesta principal fue construir un mundo lo más real y artesanal posible, con escenarios físicos, vestuarios pesados y escenas de combate donde el cansancio, el barro y la violencia se sienten palpables.
Las secuencias de batalla, como una intensa lucha en el bosque, reflejan ese esfuerzo por mostrar la brutalidad del combate cuerpo a cuerpo y la fragilidad humana en un entorno hostil. El objetivo, según Ehlert, fue crear algo que no solo se sintiera auténtico desde una lógica histórica, sino también atractivo y emocionalmente poderoso para el público actual.
Con seis episodios visualmente impresionantes, La Guerra de los Reinos explora el amor prohibido, el orgullo herido, la traición, la intriga política y el choque entre seres mágicos ancestrales y humanos en su lucha por el poder. Una miniserie que recupera una de las leyendas más importantes de Europa y la transforma en un relato épico, oscuro y profundamente contemporáneo.

¿Cuándo y dónde verla?
La Guerra de los Reinos se estrena este 14 de diciembre por Universal+.

