El humor ácido y la adrenalina se fusionan en el pantalla chica con el estreno de La hora de los valientes, la nueva película de Netflix que promete ser el escape perfecto para las próximas fiestas decembrinas.
Protagonizada por Luis Gerardo Méndez, Memo Villegas y dirigida por el cineasta Ariel Winograd, esta producción es una mirada profunda y divertida a la salud mental masculina, incrustada en una conspiración de alto riesgo.
La cinta, que estará disponible en la plataforma de streaming a partir del 19 de diciembre, es una adaptación mexicana de Tiempo de valientes, película argentina de 2005 escrita y dirigida por Damián Szifron. La versión mexicana, adaptada por Charlie Barrientos, toma el guion y lo traslada a las vibrantes y caóticas calles de la Ciudad de México.
Sesiones de terapia arriba de una patrulla
La historia inicia cuando un psicoanalista, interpretado por Luis Gerardo Méndez, es forzado a realizar trabajo comunitario tras un accidente de tránsito.
Su asignación lo lleva a ofrecer terapia a un agente de policía, Memo Villegas, quien está emocionalmente “roto” y devastado por la infidelidad de su esposa.
Lo que comienza como una sesión forzada e incómoda se transforma rápidamente en una unión de amigos, donde el vínculo crece a medida que se ven arrastrados a resolver un misterio gigantesco que involucra grandes villanos y amenazas.

Para Luis Gerardo Méndez, la mezcla de géneros fue precisamente lo que hizo que el proyecto fuera tan atractivo: “A mí me gusta esta combinación de hablar de temas profundos, importantes sobre la salud mental, sobre hablar de mis sentimientos como hombre y aparte insertado en una situación tan absurda e improbable”.
El director Ariel Winograd resaltó que, aunque el setup del guion es fuerte, el verdadero giro narrativo sucede cuando se descubre que Silverstein “está igual de roto o tiene más problemas que el policía”.
Este quiebre inicial hace que ambos personajes, descritos como “dos hombres partidos” o “quebrados”, se conviertan rápidamente en “socios en la tragedia”, creando una dinámica “conmovedora” y “muy divertida”.

Aunque superficialmente los personajes provienen de mundos diferentes, la película demuestra que los opuestos tienen que unirse. De acuerdo con el director de esta cinta, Silverstein es un tipo muy culto, letrado, muy trabajado; en un punto es más cuadrado y metódico. Por otro lado, Díaz es más intuitivo y posee una inteligencia muy valiosa y un gran instinto.
Sin embargo, a medida que la aventura se desarrolla, los personajes descubren tienen “cosas más comunes que diferentes”. El choque cultural, social se desvanece y sus personalidades se complementan, en lugar de alejarlos.
Un aspecto que Luis Gerardo Méndez subrayó como esencial y poco visto en pantalla es precisamente este diálogo emocional: “Ver dos hombres en la pantalla hablando de sus emociones, hablando de su mundo interior, de sus dolores, es algo que no vemos muy seguido”.
En un giro de la trama, es el policía quien termina dándole terapia al psicólogo, mostrando cómo la experiencia de la calle se equipara a la sabiduría libresca.
Además de la profundidad emocional y la comedia irónica que surge al enfrentar temas como la infidelidad, La hora de los valientes destaca por su calidad técnica, especialmente en las secuencias de acción.
Méndez explicó que una de las mayores fortalezas de la obra es precisamente la acción: “La acción está muy bien filmada. No estamos muy acostumbrados a ver acción filmada así en México”.
Winograd, como director argentino filmando en la capital, destacó el papel crucial de la metrópolis: “La CDMX también es un personaje más en ese sentido”.
La elección de locaciones y la diversidad que ofrecen las calles enriquecieron los mundos de los personajes, haciendo que la filmación fuera una experiencia muy linda. Según Winograd, durante el rodaje, los chicos estaban “muy en personajes” y al acabar las tomas era como si “no se apagara esa esencia”.

